Ivan Savvidis (27-III-1959, Santa) es el máximo accionista y presidente del PAOK Salónica, una entidad deportiva multidisciplinar que el próximo año cumplirá su centenario y que pese a tener al fútbol como su mascarón de proa cuenta con secciones tan variopintas como judo, waterpolo, natación, voleibol o incluso halterofilia y ajedrez. Estos días es el baloncesto, que tuvo su época de gloria en la década de los 90 con la consecución de dos trofeos internacionales (una Korac y una Copa Saporta), uno de sus dos títulos ligueros y dos de sus tres Copas, el que acapara tanto la atención como el interés del polémico y volcánico Savvidis como consecuencia de la disputa de la final de la FIBA Europe Cup que le enfrentará al Surne Bilbao Basket.
El que es considerado como la persona más poderosa de Salónica pagó de su bolsillo parte del vuelo chárter que permitió que un buen número de aficionados acompañara al equipo en la vuelta de las semifinales en Cholet y ha prometido una prima de 250.000 euros a los jugadores y al cuerpo técnico si terminan con la sequía de 26 años sin ganar un título a costa de las ilusiones de los de Jaume Ponsarnau.
Sargento mayor y amigo de Putin
Nacido en Georgia cuando esta república era parte de la URSS en el seno de una familia con raíces griegas, Savvidis tiene una fortuna que asciende a 1.600 millones de dólares según Forbes, gracias a diversas inversiones en sectores tan variopintos como el tabaco, plantas de producción y envasado de alimentos, industrias cárnicas y pesqueras, medios de comunicación y complejos hoteleros, llegó al rango de sargento mayor durante su estancia en el ejército, entre 2003 y 2011 fue diputado de la Duma, la cámara baja de la Asamblea General de Rusia, está considerado como íntimo amigo y colaborador de Vladimir Putin y tras una breve experiencia de tres años como presidente del Rostov ruso en 2012 se convirtió en el propietario del PAOK.
El nombre y el rostro de Savvidis se hicieron mundialmente conocidos por un hecho lamentable acontecido el 11 de marzo de 2018. Su PAOK y el AEK Atenas disputaban un partido decisivo para dirimir la liga griega de fútbol cuando en el minuto 90 el portugués Fernando Varela marcó un gol que en primera instancia el árbitro dio por válido pero que posteriormente decidió anular por fuera de juego. Las protestas tanto en la grada como en el terreno de juego no tardaron en explotar y, de repente, las cámaras de televisión enfocaron a un señor con barba, pelo cano y gafas que, escoltado por varios guardaespaldas, hacía gestos desde la banda a los jugadores para que se retiraran del terreno de juego. Era Savvidis. Acto seguido, entró en el césped y fue en busca del árbitro con gestos claramente amenazadores hasta que fue disuadido por sus propios guardaespaldas y retirado del césped tras no pocos esfuerzos. Por cierto, tras diversas deliberaciones el colegiado acabó concediendo el gol.
Si la situación ya era absolutamente caótica y ascendió a un nivel dantesco cuando las cámaras captaron que Savvidis llevaba una pistola colgada del cinturón. En ningún momento la sacó de la funda, pero el escándalo que se generó fue tal que la competición quedó suspendida durante varias semanas tras una reunión de urgencia en la que participó el propio primer ministro heleno, Alexis Tsipras, y la Policía griega llegó a emitir una orden de detención contra Savvidis y otras cuatro personas.
Sanción
En un principio, Savvidis fue condenado a 25 meses de prisión, con suspensión de la pena durante tres años, por posesión de armas, prohibición de entrada al estadio durante tres años y 100.000 euros de multa. Finalmente, la condena fue reducida a ocho meses tras la apelación. Tras los hechos, publicó una carta pidiendo perdón a “los aficionados del PAOK, del fútbol en Grecia y en el resto del mundo. Está claro que no tenía derecho a salir al campo así”. Eso sí, dijo que no amenazó a nadie y que era “rehén de la clase dirigente corrupta del fútbol”.