La temporada 2020-21 ha destapado a un Ondrej Balvin sobresaliente en el apartado estadístico individual (segundo jugador más valorado de la Liga Endesa, mejor reboteador, segundo en tapones...), pero este esprint final de curso del Bilbao Basket ha coronado a un jugador que ha sabido ejercer de líder cuando todas las circunstancias estaban en contra tanto en lo colectivo como en lo individual, cuando el covid-19 atacó al vestuario de los 'hombres de negro' y le dejó precisamente a él las mayores secuelas en el peor momento posible. Pero el pívot checo, que hace dos temporadas recaló en Bilbao con el objetivo de "mejorar y crecer como jugador", se ha agigantado en el momento más delicado, vaciándose para que el conjunto vizcaino lograra el milagro de la salvación.

"Ondrej estuvo muy mal, ha hecho un esfuerzo enorme. El primer día que entrenó fue la víspera del partido ante el Gran Canaria, hizo 15 minutos en solitario y cada tres se ahogaba. Perdimos ese partido, el día siguiente vinimos a entrenar y él ni estuvo", reconocía el lunes a este diario Álex Mumbrú después de que la víspera el propio jugador asegurara en el programa de YouTube '2contra1' que estuvo cerca de tener que ir al hospital por el covid-19.

Cuando tras los diez días de confinamiento tocó arrancar, con el equipo a tres triunfos de la salvación, el esprint final de cinco encuentros en doce días, Balvin no jugó el primero contra el Gran Canaria. Derrota. Reapareció tres días después ante el Fuenlabrada y, visiblemente mermado, sumó 6 puntos con solo tres tiros a canasta y 9 rebotes en 21 minutos. Frente al Burgos se volvió a vaciar en labores de intendencia (11 rebotes, 3 tapones y notable defensa), contra el Real Madrid recuperó su finura ofensiva sin descuidar la retaguardia (13 puntos y 9 rebotes) y el día de la verdad frente al Joventut su concurso no fue tan trascendental por el festival triplista de sus compañeros, pero pese a todo fue el segundo jugador más valorado de los 'hombres de negro' merced a sus 10 puntos y 8 rebotes. Combatiendo contra las recientes secuelas de la enfermedad, Balvin estuvo entre los tres jugadores más valorados del Bilbao Basket en los cuatro partidos que disputó para cerrar el ejercicio.

LÍDER DENTRO Y FUERA DE LA CANCHA

Con Jonathan Rousselle lesionado, ha sido él, como segundo capitán, el que ha asumido la función de líder vocal del equipo tanto en el vestuario como de puertas hacia afuera. Sus mensajes, tanto en sala de prensa como en redes sociales, han sido sido contundentes, sin pelos en la lengua cuando tocaba leer la cartilla al vestuario tras alguna mala actuación y portando la bandera de la resistencia cuando la permanencia parecía misión imposible, incidiendo constantemente en que la pelea del grupo hasta el último aliento iba a estar garantizada.

Ese paso al frente de actitud y entrega en el momento más necesario ha puesto la guinda a su magnífica temporada en lo referente a la estadística individual. A sus 28 años, sus 11,5 puntos, 8,6 rebotes y 1,4 tapones representan los mejores números de su carrera profesional en los tres epígrafes y son élite absoluta en la Liga Endesa, lo que adquiere mayor mérito aún si se tiene en cuenta que su curso se vio interrumpido durante dos meses por una lesión de tobillo. Solo Giorgi Shermadini ha superado sus 19,5 créditos de media en valoración, nadie, ni siquiera Walter Tavares o Ángel Delgado, han llegado a sus cifras reboteadoras y solo el gigante del Real Madrid le ha batido en lo referente a los tapones. Sin Ben Lammers como compañero de posición, su responsabilidad subió u sus registros también (8,6 puntos y 7,3 rebotes en su primer ejercicio como 'hombre de negro'), mejorando también sus porcentajes tanto en lanzamientos en juego (65%) como en tiros libres (74,5%). Vino a Bilbao para crecer y sentirse importante, lo ha conseguido y lo lógico sería que recalara en un equipo más potente en el mercado estival. A pívots en crecimiento como él jamás les faltan pretendientes.