Es probable que el domingo en Balaídos la atención esté fijada en el regreso de Iñaki Williams, ausente desde hace mes y medio debido a una lesión muscular. La presencia del capitán en la lista de convocados del pasado miércoles para recibir al Paris Saint-Germain, aunque permaneciese sentado en el banquillo, daría a entender que frente al Celta dispondrá de minutos. Pero al margen de este caso concreto, interesa conocer cuál es el estado del bloque titular después del tremendo desgaste causado por los enfrentamientos con Real Madrid, Atlético y PSG en tan solo ocho días. Y cuáles, las alternativas que maneja Ernesto Valverde para diseñar un once capaz de competir por los tres puntos que habrá en juego en terreno gallego.

Que Iñaki Williams pueda tener minutos después de haber estado ausente en los diez últimos compromisos del Athletic, no deja de ser un asunto secundario si se compara con la importancia que posee armar una alineación que no acuse el descomunal esfuerzo invertido en ese triple compromiso de máxima exigencia recién gestionado. El mayor de los hermanos, un prodigio en la faceta física, que ha vivido sin pisar la enfermería durante la mayor parte de su carrera, está cerca de recuperar esas sensaciones que solo ofrece la competición. Pero de eso a aportar lo que en este preciso instante necesita el equipo existe un trecho.

Puede tener un influjo en el desarrollo del partido, pero tampoco es cuestión de hacerse excesivas ilusiones porque desde el 22 de octubre ha transcurrido mucho tiempo. No cabe exigirle que sea relevante. Hablamos de una larga inactividad complementada con un puñado de entrenamientos con el grupo. Si Valverde decide que intervenga será sobre todo para que compruebe que su dolencia está superada. Por cierto, recordar que antes de la lesión atravesó por la que acaso haya sido su peor época en años, a una distancia sideral del Iñaki Williams de campañas recientes.

Con o sin Iñaki Williams en el ajo, el entrenador deberá considerar el impacto de los últimos partidos entre aquellos hombres que en condiciones normales optarían a figurar en la alineación. Si el capitán juega de inicio concedería un respiro a su hermano o a Berenguer, la pareja que más minutos ha acumulado (258 y 249) en la que bien podría denominarse Semana Grande de San Mamés.

Es poco común que los delanteros sean los que más minutos sumen, pero no sería únicamente un criterio numérico lo que debe considerarse. De por sí, la gente de ataque sufre un desgaste superior al que se percibe en otras demarcaciones, lo que explica que sean sustituidos con mayor frecuencia en las segundas partes de los partidos. A lo dicho se ha de agregar la dificultad extra que implica desenvolverse ante conjuntos tan poderosos como los que acaban de pasar por Bilbao. Ambos, Berenguer y Nico, este además con su pubis a vueltas, serían los primeros candidatos a pasar a la suplencia en Vigo.

Tres cuartos de lo dicho sería aplicable a Guruzeta (218 minutos) o, cómo no, a un Jauregizar (232 minutos) que por su desmedida exposición en 2025 recuerda demasiado a la experiencia vivida unos años atrás por un tal Pedri, del Barcelona. Los citados aparecen junto a Vivian (237) en lo más alto del ránking de participación una vez computados los choques del mes en curso. Pero al repasar las estadísticas en general se confirma que el contexto no sería el idóneo para presentarse a competir por los puntos ante el conjunto dirigido por Claudio Giráldez.

DIFERENCIAS

Cierto es que el Celta también ha jugado entre semana, le tocó el jueves en su campo con el Bolonia y perdió, 1-2. Dos datos que le penalizan, pues cuenta con un día menos para descansar y preparar la cita de mañana y la derrota habrá hecho pupa. Eso sí, el entrenador admitió con absoluta naturalidad que los italianos habían sido justos ganadores. Y no le faltaba razón.

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Pero el Bolonia no es el PSG, aunque fue asimismo el tercer partido en una semana para el Celta. Previamente resolvió con apuros, en la tanda de penaltis, una ronda copera con el San Andreu y luego viajó al Santiago Bernabeú, donde le pintó la cara (0-2) al Madrid que acababa de profanar La Catedral. Se observan pues diferencias en los itinerarios recorridos por Athletic y Celta, y una clara es el método, el modo de gestionar la distribución de cargas en la plantilla.

Valverde se muestra poco propenso a agitar el once, apura con sus favoritos hasta que ya parece inevitable retocar algo y tiende a ser remiso a la hora de realizar los relevos sobre la marcha. Giráldez, por su parte, no deja de mover piezas, aunque no maneja precisamente un grupo selecto sino plagado de chavales de la cantera. Ni siquiera es preciso que sea una semana como la recién vivida para que la formación del Celta incluya un buen número de novedades de un partido al siguiente y lo mismo en el que viene detrás. Y así desde el arranque del calendario.