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Athletic 3 - 1 Qarabag

El Athletic sigue en la pelea en la Champions

Firma su primera remontada de la temporada ante un Qarabag que se adelantó en el primer minuto y al que costó hincarle el diente para mantenerse con vida en Champions

En imágenes: Athletic-QarabagBorja Guerrero/Oskar González

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El Athleticsolventó su primera final de la temporada con ese sufrimiento propio de las finales, pero con un suspense innecesario. Demasiado innecesario. El conjunto rojiblanco se empeñó en complicarse la vida en un partido que debió ser mucho más sencillo de gestionar, pero la cosa empezó torcida. Muy torcida. A las primeras de cambio, casi sin tiempo para que la afición tomara sus asientos, un despropósito de jugada, con varios jugadores implicados, con un especial protagonismo para Aymeric Laporte y Aitor Paredes, que permitieron que Leandro Andrade se plantara solo ante Unai Simón tras un desafortunado rebote, llegó el primer tanto del Qarabag. Era solo el segundo 48 del choque, pero pareció que el tanto llegaba en el último segundo, sin tiempo para la reacción.

Se aparecieron, de golpe y porrazo, todos los fantasmas de un último mes y medio de competición para olvidar. La goleada en Dortmund, la incapacidad para generar juego en Elche y hasta las pésimas segundas partes contra Valencia y Villarreal. De hecho, fue el conjunto azerí quien dispuso de la segunda jugada de peligro del choque. Fue en el minuto 9, un intervalo suficiente como para que muchos pensaran en que la andadura del Athletic en esta Champions iba a tocar a su fin casi sin tiempo para saborearla. Hubo quien recordó lo sucedido once años atrás, cuando en un grupo teóricamente asequible (Oporto, Shakhtar Donetsk y BATE Borisov), los leones se tuvieron que conformar con el tercer puesto. La derrota en tierras bielorrusas fue la estocada final e innegablemente ayer se pensó en que otro equipo de la extinta Unión Soviética dejaría herido de muerte al Athletic.

¿Has estado en San Mamés en el partido contra el Qarabag? Búscate en nuestra galería de fotosBorja Guerrero/Oskar González

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Pero la tropa de Ernesto Valverde se rehizo. Fue acumulando acciones de peligro una tras otra, pasando por encima de su rival, que pareció una marioneta en manos de los rojiblancos, a los que se les encogía la portería rival y, cuando no, tomaban la peor de las decisiones posibles. En definitiva, y con alguna salvedad puntual, la tónica general de toda la temporada. La primera parte de ayer se ha visto en innumerables ocasiones en San Mamés, esas en las que el equipo entra en ese bucle de fallar más que una escopeta de feria. Oihan Sancet, Nico Williams, Gorka Guruzeta... solo Iñaki Williams, que para colmo acabó lesionado, no se sumó a la fiesta del error. Hasta que el delantero centro dijo basta a las puertas del descanso.

Su gol, tras un gran pase de Mikel Jauregizar, devolvió la calma al inquieto público, que comenzaba a desesperarse. Y no era para menos. La segunda parte, que fue menos loca, con menos ocasiones para los bilbainos, sirvió para que Robert Navarrose destacara también con Guruzeta como los únicos jugadores de la plantilla con más de un gol en su casillero particular. Dos suma Navarro y tres Guruzeta, todos ellos en la Champions.

Once años después

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Ahora, pese al sufrimiento innecesario para superar al Qarabag, el Athletic sigue metido en la pelea por superar la fase de liga de la máxima competición continental. Y todo gracias a un triunfo que lleva aparejado un suculento premio económico. Casi once años después de su última victoria en Champions, un lejano 10 de diciembre de 2014, los leones se reencontraron con el triunfo en un torneo que ha cambiado mucho desde entonces y que reparte, por victoria, la nada despreciable cifra de 2,1 millones de euros.

Después de jugar con fuego, el Athletic firmó su primera remontada de una temporada en la que necesita recuperar cuanto antes la mejor versión de dos futbolistas fundamentales como Nico Williams y Oihan Sancet.