Que el Athletic llega tocado a Anoeta no constituye un secreto. Todavía está rumiando el batacazo en la Europa League y este nuevo compromiso asoma como la oportunidad de resarcirse. Busca algo más que un resultado positivo, agradecería especialmente recuperar la feliz dinámica que vio interrumpida el jueves en casa. Encara el derbi con el reto de volver a competir a su nivel habitual. Está por ver cuáles son los planes de Ernesto Valverde, hasta qué punto va a forzar hoy, pues la gestión del pulso vecinal viene condicionada por el siguiente duelo. Remontar tres goles en Old Trafford se antoja utópico o casi, pero con un billete para la final por medio echar el resto parece obligado.

Tampoco la Real atraviesa su mejor momento. La despedida recién anunciada por Imanol Alguacil refleja los problemas que acucian al conjunto guipuzcoano desde el comienzo de temporada. Para acotar la dimensión de su crisis basta con repasar el balance de los dos últimos meses: cinco derrotas, cuatro empates y dos victorias nada más, a costa de Valladolid y Las Palmas.

Es posible que el cariz de las circunstancias que afectan a unos y otros vaya en detrimento del espectáculo, pero no será desde luego porque el valor de los puntos en juego se haya devaluado. La Real apura sus opciones para no descolgarse en la carrera por conquistar una plaza continental. El Athletic tiene garantizada la suya, pero el Villarreal amenaza con adelantarle gracias a su victoria de ayer sobre Osasuna. La distancia que les separa ya es solo de un par de puntos.

En la víspera de una cita que siempre genera expectación se conoció que Nico Williams causará baja. El técnico explicó que su descarte obedece a que la pubalgia que padece desde hace tiempo no le da tregua. Tampoco se la da él, que contra el Manchester United le mantuvo en el campo hasta el minuto 79, siendo evidente que ni estaba fino ni el contexto, con el equipo en inferioridad numérica desde antes del descanso, era adecuado para un jugador mermado. “El jueves terminó muy mal”, comentó ayer Valverde, que presumiblemente pretende volver a utilizarle contra los ingleses. Sobre Oihan Sancet no hay novedades. “Va bien”, informó Valverde, para luego responder con un “no sé” a la pregunta de si reaparecerá entre semana. Óscar de Marcos, que tuvo que solicitar el cambio el jueves, víctima de una sobrecarga, ha entrado en la convocatoria.

El estado de los futbolistas que completaron el último encuentro, tras la pechada física y el desgaste mental acumulados, asoma como uno de los factores clave en el diseño de la alineación. Hay casos donde la elección está cantada: Unai Simón volverá a tomar el relevo de Agirrezabala, Vivian es fijo porque su expulsión le impide participar en la Europa League y extrañaría que Berenguer no repitiese titularidad dado que el jueves no completó ni el primer tiempo.

Más dudas sugiere la participación de Galarreta, que no compareció tras el descanso. Seguramente, Valverde optó por protegerle y le evitó el esfuerzo extra de 45 minutos muy duros, pero está por ver si prefiere que llegue lo más fresco posible a Manchester o le da minutos esta noche desde el inicio. Quien debería pasar al banquillo es Jauregizar, pues corre el riesgo de reventar con la barbaridad de minutos que suma. Similar criterio sería aplicable a Maroan y, ya puestos, a Iñaki Williams, opciones utilizables con el partido en marcha.

Atendiendo a estos argumentos, el once no diferirá en exceso del siguiente: Simón; Gorosabel o Lekue, Vivian, Nuñez, Adama; Prados, Vesga; Djaló, Unai, Berenguer y Guruzeta como ariete. Una formación muy similar a la que visitó el Santiago Bernabéu hace un par de semanas.