Emocionalmente, ser del Athletic es como vivir inmerso en un parque de atracciones. Pero de los potentes, de esos que elevan las pulsaciones al máximo y disparan la adrenalina hasta límites insospechados. El mismo equipo que conquistó la Copa hace exactamente seis meses desde el punto de penalti sin errar ni uno solo, se permitió el lujo de fallar tres, los tres que dispuso para más señas, en Montilivi. Y claro, por si eso no pareciera suficiente desgracia, le regaló el triunfo al Girona cometiendo una pena máxima totalmente absurda, aunque no exenta de polémica, en el tiempo de descuento de la segunda parte. Vamos, que el Athletic pecó de pardillo y se volvió de vacío de tierras catalanas, donde puso fin a su buena racha de seis partidos consecutivos sin conocer la derrota. Un hecho insólito e histórico para el conjunto rojiblanco, que nunca antes en sus 125 años de vida había errado más de dos penaltis en un mismo encuentro de liga.

Alex Berenguer, primero, Iñaki Williams, después, y Ander Herrera, para terminar de rematar la faena, erraron sus lanzamientos desde los once metros con disparos flojos y muy centrados a los que Paulo Gazzaniga respondió sin excesivos problemas. El extremo fue el único que desvió su disparo un puñado de centímetros del eje central, claro que no lo suficiente y el meta argentino le adivinó las intenciones en un penalti que forzó el propio Berenguer y que el colegiado señaló tras ser llamado desde la sala VOR para que lo revisara. Otro que tampoco tuvo su tarde.

Iñaki Williams explicó al término del encuentro que le cedió el lanzamiento a su compañero porque este se veía con confianza para tirarlo. Tras ese primer error, que llegó poco antes de la media hora de juego, aún con empate a cero en el marcador, Ernesto Valverde tomó cartas en el asunto y al descanso ordenó que fuera el mayor de los Williams quien asumiera la responsabilidad en caso de que se señalara otro penalti. Y así fue, claro que el desenlace fue el mismo. Iñaki lanzó y Gazzaniga lo detuvo. Eso sí, como el guardameta argentino se adelantó unos pocos centímetros hubo que repetir el penalti. Sin Sancet en el campo, lesionado en la acción del gol, Herrera dio un paso al frente para... ya saben, volver a fallar.

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Las notas de Aitor Martínez: ni Padilla evita el desastre Aitor Martínez

Las caras del personal eran todo un poema en medio del estallido de júbilo que se vivió en las gradas de Montilivi. Pareció que el Girona hubiera marcado los tres lanzamientos de penalti, aunque con la tercera parada de Gazzaniga se podría decir que comenzó a ganar un partido que se llevó en el tiempo de añadido por un penalti algo riguroso de Aitor Paredes, que para colmo, y tras un clarísimo agarrón en el área a la salida de un córner -señalado de nuevo a instanciar del VAR-, fue expulsado por protestar. Alex Padilla, que con sus actuaciones está haciendo méritos como para que Valverde tenga dudas sobre si mantener su confianza en Julen Agirrezabala o apueste por él, le adivinó las intenciones a Cristhian Stuani, pero este sí remató con potencia y el balón acabó en el fondo de la red.

Curiosamente, el triple fallo del Athletic ha llegado en una semana en la que Mikel Vesga, otrora primer lanzador de penaltis, se sincerara en la previa del duelo ante el AZ Alkmaar sobre el orden de lanzadores: “Ahora mismo no te sé decir. No va a ser nunca un problema. Si hay que tirarlos, ahí estaré, pero con cualquiera de los que que vaya a lanzarlos ahora mismo, tenemos un buen porcentaje. No voy a escupir para arriba ni nada, pero cualquiera lo está haciendo bien”.

Pequeñas casualidades de la vida, aunque no parece tan accidental que en las ligas disputadas en lo que va de siglo XXI el Athletic sea el equipo de LaLiga que más penaltis ha fallado. En concreto, ha errado 50 de 159 (un 31%), seguido del Barcelona (41 de 183) y el Atlético de Madrid (39 de 132).