Esta vez no hizo falta que desde el Atlético de Madrid se empeñasen en calentar el encuentro, algo que sí hicieron, empezando por Diego Pablo Simeone, un habitual en estas lides, y terminando en la figura de su dicharachero presidente, Enrique Cerezo, en el partido de ida. Que si el Bilbao, que si amenazas por no querer cambiar la fecha del choque… en fin, ese otro fútbol en el que algunos parecen sentirse cómodos, siempre a la gresca.

El Athletic evitó entonces responder a cualquier provocación. Fue a lo suyo. A lo bajini, sin hacer ruido. Sin decir ni mu. Así logró una trabajada y sufridísima victoria en el Metropolitano que le puso en ventaja en las semifinales. Escueta, sí, pero una renta favorable al fin y al cabo. Los colchoneros se encomendaron a las remontadas épicas, con sus ultras del Frente Atlético apelando al espíritu de Bucarest y aquel primer gran triunfo de la era Simeone, pero San Mamés es mucho San Mamés y su espíritu, mayor que el de cualquier recuerdo pasado.

Invitado de excepción a los actos conmemorativos del 125 aniversario del Athletic, su hijo quiso rendirle tributo anoche. Se vistió de gala, con la clásica elástica azul y blanca. Un guiño al pasado, no cabe duda. Pero como quiera que el pasado del conjunto bilbaino es mucho más glorioso que el de su sucursal madrileña, que para algo uno se fundó con anterioridad, el Athletic dejó en la lona a su rival. Lo hizo con una superioridad y una suficiencia que no se recuerda en la villa, quizá solo en aquel enfrentamiento, también en semifinales, con el Mirandés. En el resto tocó picar piedra, apelar a la épica. Eso, claro, en el mejor de los casos, pues en la memoria colectiva aún escuecen las derrotas ante Valencia y Osasuna. Anoche, los leones, en una comunión perfecta con su afición, se desquitaron de esas dos heridas, que ya han dejado de sangrar.

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Las notas de Aitor Martínez: A la final a lomos de Nico Williams Aitor Martínez

En su quinta semifinal consecutiva, el Athletic logró el pase para la que será su tercera final en solo tres años. Subidos a la velocidad de los hermanos Williams, el acierto goleador de Karim Guruzeta, la contundencia defensiva de Vivian y Paredes, la irrupción de Prados y las paradas de Agirrezabala, el elegido para la Copa, La Cartuja espera de nuevo a la tropa de Valverde, que se ha ganado una licencia para soñar. También el Mallorca, claro está. Pero como recordaban los más veteranos, la del próximo 6 de abril es la primera final, desde aquella de 1977 ante el Betis, en la que el favorito es el Athletic.

No hay dos sin tres

El choque de anoche en San Mamés, emotivo e histórico, sirvió para que Txingurri maquille sus duelos particulares con Simeone desde el banquillo del Athletic. Hasta el encuentro liguero del pasado mes de diciembre, Valverde no había sido capaz de imponerse al Cholo, ante el que ha encadenado en apenas dos meses tres triunfos. Un hecho insólito, no cabe duda, pues en los doce restantes el balance era de diez derrotas y solo dos empates.

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De paso, el técnico del Athletic se quitó la espinita de aquella eliminación ante el Betis en las semifinales de Copa de la temporada 2004-05. Cierto es que condujo después al equipo bilbaino a una final, en 2015, pero lo hizo eliminando al Espanyol en Barcelona. Ya solo queda el Mallorca, el 6 de abril en La Cartuja, en el camino hacia la gloria. l

La cifra

81

Hoy es el cumpleaños de José Ángel Iribar, que recibió el regalo de manera anticipada anoche gracias al desempeño de los futbolistas del Athletic, que alcanzaron una nueva final de Copa. En el día de tu 81 cumpleaños, zorionak!