El vestuario del Athletic tiene un nuevo lema acuñado ante los micrófonos por Iñaki Williams: “Volando bajito, a lo bajini”. Es decir, mostrar un perfil bajo en la búsqueda de los objetivos, sin hacer ruido, con la humildad que pregona la historia de superación de la familia Williams, que tiene dos tesoros, dos hijos convertidos en jugadores de élite, en estrellas que impulsaron al Athletic hacia la final de Copa.

Fue el mayor, Iñaki, como en la vida misma, quien abrió las puertas al menor, aunque fuera Nico quien diera la asistencia para el 1-0 que hizo estallar San Mamés y desatar ese nudo de nerviosismo que se palpaba a las puertas del enorme acontecimiento que es una final. Nico alcanzó la línea de fondo y puso un centro al segundo palo, donde apareció Iñaki libre de marca para conectar una volea de ensueño, un disparo privilegiado que hizo inútil cualquier esfuerzo de Jan Oblak. El balón entró ajustado al poste derecho. Imparable. El delantero se convertía así en el máximo goleador del Athletic en la presente temporada, con once tantos (dos de Copa y nueve de liga), igualando a un Gorka Guruzeta que desempataría al marcar más adelante.

Estaba enchufado Iñaki, que en los últimos partidos andaba tratando de encontrar su mejor estado. Si bien, fue quien apareció al rescate en el envite de cuartos de final contra el Barcelona, cuando realizó un viaje exprés desde Costa de Marfil para llegar a tiempo y salir en el segundo acto, y así anotar en la prórroga –minuto 107– el crítico 3-2 que daría paso al 4-2 definitivo, obra de Nico en el 121’ de partido. En la vuelta de las semifinales, sin embargo, Iñaki se echó el equipo a las espaldas. Marcó y seguido puso un buen centro que Oihan Sancet no llegó a rematar. Después volvió a poner el balón en el área, pero Nico pegó mordida a la pelota errando una nueva ocasión generada por su hermano, que era una factoría de peligro, la gran baza ofensiva de Ernesto Valverde.

Iñaki fue el azote de Mario Hermoso, a quien sacó la tarjeta amarilla para después romperle en una maniobra que le permitió alcanzar el final del campo y sacar un pase raso que Nico hizo excelente al anotar el 2-0 a bocajarro. Una oda a la efectividad que otrora tanto anheló Valverde.

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Las notas de Aitor Martínez: A la final a lomos de Nico Williams Aitor Martínez

Consciente de que el esfuerzo obtiene recompensas, Iñaki no se abonó a la frustración de los últimos encuentros. Nunca se rinde. Trabajando a lo bajini. Fue el puñal que el equipo necesitaba para que el equipo bilbaino encontrara profundidad ante una línea defensiva de cinco jugadores propuesta por Diego Simeone. También Nico perseguía su mejor nivel después de perderse el duelo de ida tras sufrir molestias en los aductores. Ante los colchoneros fue perseverante, fiel a su estilo y clave con sus acciones de desequilibrio y un olfato goleador que va en crecimiento. Sus cifras también crecen a niveles muy considerables: seis goles y once asistencias son sus registros, siendo el mayor asistente del plantel rojiblanco.

El Athletic saltó al campo para encarar la segunda mitad con intención de liquidar la eliminatoria. Entonces, percutiendo a campo abierto, fue Nico quien cogió el relevo. ¡Los Williams al poder! Buscó el 3-0 con un disparo esquinado, acción que volvería a repetir, y luego dio a Sancet la oportunidad de anotar. Brillante, como Iñaki en el primer acto.

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Y así, “volando bajito, a lo bajini” para llegar alto, los hermanos Williams desarbolaron al Atlético de Madrid propiciando que el Athletic vuelva a estar en una final y goce de la oportunidad de levantar un título que no alza desde hace cuatro décadas. 

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Las fotos de la grada de San Mamés Oskar González