Tras haber cursado visita al Barcelona, uno de esos trámites que casi nunca aportan al casillero propio, el Athletic encara un tramo del campeonato liguero catalogable de asequible. Antes del nuevo parón por los compromisos de selecciones, se verá las caras con tres equipos llamados a figurar en la zona media de la tabla: Valencia, Villarreal y Celta. En mitad de los dos primeros partidos, se celebra la primera ronda de la Copa, donde el rival es el Unió Esportiva Rubí, conjunto catalán que milita en la sexta categoría.

Los tres clubes citados se hallan en la actualidad por detrás de los rojiblancos, siendo el Valencia el que presenta un mejor balance. De hecho, si el domingo venciese en San Mamés empataría a 17 puntos con el Athletic. Bastante peor les va la vida a Villarreal y Celta, uno muy por debajo de sus registros recientes y el otro, incapaz de levantar cabeza, ocupa plaza de descenso igualado al penúltimo. Este somero repaso de la situación plantea en el corto plazo un panorama propicio para consolidarse entre los mejores.

Recordar que el Athletic se instaló en plaza continental a finales de agosto y ha sabido mantenerse oscilando entre el cuarto y el sexto escalón, que ostenta a fecha de hoy. Más o menos ha reproducido la trayectoria de la campaña anterior en cifras. Hace doce meses contaba con un punto más que los 17 actuales, pero entonces se enfrentó a adversarios menos peligrosos que los que le han caído en suerte en el vigente ejercicio. Así, medirse a Real Madrid y Barcelona significa directamente descontar seis puntos. El año anterior, de los considerados grandes, únicamente el Atlético de Madrid se cruzó en su camino en las diez primeras fechas.

Además, ya se ha enfrentado a Real Sociedad y Betis, con una derrota y una victoria, dos clubes que en mayo accedieron a Champions y Europa League respectivamente. Así como a Osasuna, al que superó y había sido su verdugo en liga y Copa. Considerando estos datos y la impresión que ha dejado el equipo de Ernesto Valverde en la mayoría de sus citas, se deduce una mejoría en el rendimiento.

Por ello se antoja razonable esperar que la buena línea sea refrendada. Incluso el comportamiento ofrecido ante un Barcelona que se impuso por la mínima invita a mirar el futuro con cierto optimismo. En este contexto, el nivel de los próximos contrincantes asoma como un factor que debería facilitar las cosas. Esta proyección supone un examen en toda regla. Lo es cada jornada en el torneo que prima la regularidad y no cabe obviar que para el Athletic ese concepto básico para tener éxito en la liga, la constancia, constituye una asignatura pendiente. Suspendió en la campaña precedente y en las ediciones previas no le fue mejor.

CON CHAVALES

Lo primero de todo, el Valencia, que el año pasado se salvó de la quema sobre la bocina. Rubén Baraja no ha tenido más remedio que rebuscar en el filial. En ausencia de refuerzos contrastados, ha redoblado una apuesta que inició de forma más tímida antes del verano. Concentra la veteranía atrás y de medio campo hacia adelante alinea a una serie de chavales que no se conforman con exhibir descaro con la pelota.

Baraja reclama trabajo a todos, no solo vale con encarar rivales, exige sacrificio. De modo que corren que se matan y esa actitud le está permitiendo al Valencia ahuyentar fantasmas, lo que no quita para que le cueste amarrar los puntos. Al fin y al cabo, se trata de un proyecto incipiente, abocado a los altibajos.

A continuación, el miércoles, llegará la Copa, donde Valverde tirará de suplentes, pues cuatro días más tarde toca ir a La Cerámica. El crispado ambiente que se palpa en el Villarreal está a punto de impulsar otro volantazo de los dirigentes. Despidieron a Quique Setién con cuatro jornadas jugadas y ficharon a Pacheta, un habitual en equipos de segunda fila. No cabe descartar que dentro de una semana haya una cara nueva en el banquillo, dependerá del signo del Granada-Villarreal de este lunes.

La normalidad de Pacheta no ha compensado la sofisticación con que se identifica a su antecesor. Con una victoria en seis jornadas la paciencia en los despachos y en la grada está al límite, pero no fue el burgalés quien descapitalizó la plantilla en el mercado estival. Un triunfo rojiblanco desbancaría casi definitivamente al Villarreal de la carrera por Europa, marco que hoy desgasta al equipo y acentúa la inestabilidad.

La serie se cierra con el Celta, hundido pese al prestigio de su entrenador, el gran fichaje que debía dar brillo al centenario de la entidad. Sucede que Rafa Benítez no juega, que la edad no perdona ni a Aspas y, para decirlo todo, que las desgracias (lesiones, expulsiones e injusticias arbitrales) se acumulan. En Vigo están gafados y han caído al pozo.