Decía ayer domingo Marcelino que la Copa no les puede cegar. Como entrenador, una de sus misiones reside en mantener el músculo competitivo de su grupo día sí, día también. Es decir, en la élite nadie se puede despistar ni un pelo, por mucho que a tres días se juegue un partido de semifinales de la Copa, competición que tanto tilín hace por estos lares. El calendario, lo cierto, es así de tiránico. No admite contestación, salvo para algunos poderosos. El Athletic en liga, y lo vuelve a jugar en San Mamés, donde el pasado jueves escribió una nueva página brillante en su historia reciente, como la quiere escribir también este jueves en el duelo de ida de la semifinal frente al Valencia, que ayer domingo empató en Mestalla ante la Real Sociedad. El conjunto che dispone de día y medio más que los rojiblancos para trabajar ese encuentro enorme, lo que se entiende como una pequeña ventaja para el equipo de Bordalás, que reservó de inicio a jugadores determinantes como Carlos Soler, Guedes o Hugo Duro.

Marcelino también rotará. Es algo obvio y así lo reiteró en su comparecencia de ayer tarde: "Va a haber cambios, aunque no sé cuántos". Las eliminatorias coperas ante el Barça y eliminatorias coperas ante el Barçael Real Madrid, aunque también han supuesto un chute para elevar la autoestima. El asturiano ya apostó por una revolución en su once en Vallecas tres días después de que los leones apearan al Barça de Xavi y el carrusel de cambios no afectó al equipo, que se impuso al cuadro de Andoni Iraola, también inmerso en las semifinales de Copa, gracias al solitario tanto del cachorrro Nico Serrano, que podría repetir esta noche como titular, en lo que sería la primera vez que lo hiciera en La Catedral. El técnico insiste en su discurso de no desvirtuar la liga, que es la que da de comer, pese a que, quiera o no decirlo, tiene un ojo puesto en el partido del jueves: "Si desatendemos lo inmediato y pensamos en un momento puntual de la temporada, nos va a salir mal otra vez (en clara referencia a las dos finales de Copa el pasado abril)... Ese mensaje es nocivo".

Su idea, por ello, es no regalar nada al Espanyol, cuya única preocupación la acapara la liga. No en vano, el Athletic dispone de una buena oportunidad para acentuar sus opciones de luchar por una plaza europea e incluso se colocaría, en caso de vencer al equipo periquito, a un solo punto de la Real Sociedad y a dos del Atlético de Madrid, que hasta no hace mucho tiempo se decía que eran inalcanzable. La inercia que ha cogido el Athletic no es fruto de la casualidad. Ha ganado seis de los ochos partidos consumados en este 2022 entre liga, Copa y Supercopa, ha empatado otro y solo sufrió la derrota en la final de la Supercopa, números que retratan una bonanza de la que habrá tomado nota Vicente Moreno, el técnico espanyolista y que se ha cruzado en las vísperas elogios con su colega de profesión. La Copa, sin embargo, marca a Marcelino, que propondrá un plan frente al Espanyol -que llega sin su pichichi Raúl de Tomás, sancionado- muy diferente al que asome el jueves, de nuevo en San Mamés, ante el Valencia.

Se conoce que Unai Simón regresa a la portería, una vez que Julen Agirrezabala es el portero de la Copa, que Oihan Sancet, salvo recaída a última hora, formará en ataque probablemente con Raúl García; Lekue y Balenziaga podrían ocupar los laterales, Vivian y Unai Nuñez harían pareja en el eje de la zaga, Zarraga tendría un sitio en la medular y posiblemente Berenguer, el héroe ante el Madrid al que le resta un tiempo en la enfermería.