La pandemia del covid-19 ha privado a Cádiz de vivir su carismático carnaval que el lunes debía haber disfrutado de uno de sus días grandes. Como se sabe, la chirigota en su seña de identidad, pero al que le tocó cantar las coplas no fue al cuadro amarillo sino al Athletic, que sí quiso poner, en cambio, la gracia futbolísticamente hablando ante un rival que parecía más propio del miércoles de ceniza. Porque el colectivo rojiblanco fue una apisonadora en el Ramón de Carranza, al que retornó tras una larga espera de quince años y lo hizo para vengarse, de paso, de la humillación que sufrió el pasado octubre en San Mamés con una dolorosa derrota ante el equipo de Álvaro Cervera, que acabó con nueve hombres sobre el césped. Cuatro meses y medio después, la historia fue bien diferente y el Athletic no dio opción alguna desde el minuto cero gracias a una exhibición en toda regla, sobre todo en un primer periodo soberbio en prácticamente todos los conceptos.
Al conjunto bilbaino le salió todo a pedir de boca, ya que, además, fue la noche de algunos de sus futbolistas, con mención especial para Berenguer, que ejecutó un doblete de calidad en un intervalo de diez minutos, y Unai López, que se resarció de su autogol en la dañina derrota de la primera vuelta frente al Cádiz. A Marcelino también le salió bien sus rotaciones al dar descanso a Iñigo Martínez y a De Marcos, pese a que pierde por sanción a Unai Nuñez y Vesga para el compromiso del domingo con el Villarreal, uno de los equipos alos que ha dirigido el asturiano, que volvió a casa aún más convencido de la capacidad de este Athletic de certificar en el Ciutat de València el billete a la final de Copa del 17 de abril. El Levante habrá tomado nota.
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