El movimiento fue repentino y pilló al personal despistado, sin olerse semejante operación. Lo cierto es que Iñigo Córdoba (Bilbao, 13 de marzo de 1997) protagonizó una de las mayores sorpresas en los últimos instantes del recién cerrado mercado invernal al acordar su salida del Athletic para ejercer en calidad de cedido en el Deportivo Alavés hasta final de la presente campaña. El extremo izquierdo completó ayer tarde en Ibaia su primer entrenamiento a las órdenes de Abelardo Fernández, que podría ofrecer al bilbaino sus primeros minutos como albiazul en el choque que enfrenta a su nuevo equipo el viernes en Mendizorrotza con el Valladolid, donde podría reencontrarse curiosamente con Kenan Kodro, su compañero en el Athletic hasta hace escasos días y que también ha hecho las maletas para recalar en el club pucelano. Dos caminos que se pueden cruzar a las primeras de cambio, lo que aportaría su llamativo plus de morbo en clave rojiblanca.

Córdoba, que al igual que Kodro no podrá enfrentarse al Athletic en los duelos de sus nuevos equipos en San Mamés (ambos en abril) debido a la llamada cláusula del miedo, llega a Gasteiz decidido a resetearse. Este curso ha sido muy complicado para el extremo, que apenas contó para Gaizka Garitano, que solo le reclutó en tres partidos y paradójicamente su única titularidad fue en el derbi de la primera vuelta en Mendizorrotza, con un pobre bagaje de 95 minutos, aunque tampoco le han ido mejor las cosas con la llegada al banquillo rojiblanco de Marcelino García Toral, que ni siquiera le ha dado un minuto en los siete partidos que lleva al frente de los leones.

Córdoba conocía su ostracismo, por eso no dudó ni un instante cuando el lunes surgió el interés del Alavés y del propio Abelardo, convencido de que le puede sacar un alto rendimiento en la banda izquierda, posición en la que debe competir con Luis Rioja, que ha ido de más a menos con el devenir de la competición.

La apuesta del Alavés supone toda una reválida para un futbolista que, pese a su juventud, ha vestido la camiseta del Athletic en casi un centenar de partidos, una experiencia que se entiende como una plusvalía para Abelardo, que gusta de los extremos con mucho recorrido por su costado, verticales y con un evidente matiz trabajador, peticiones que se ajustan al perfil de Córdoba, que incluso podría reinventarse como lateral ante una posible ausencia de Duarte, el habitual en esa demarcación. Sea como fuere, el bilbaino busca en el Alavés ese músculo competitivo que dan los minutos para volver a recuperar sensaciones, sentirse de nuevo importante y mostrarse ante Marcelino, sobre todo de cara a la próxima pretemporada, en l que le tocaría dar un paso hacia adelante para cumplir su deseo de quedarse en el Athletic, con el que tiene contrato hasta el 30 de junio de 2022.

La ilusión de Kodro

Córdoba recala en el Alavés con la misión de ayudar en el objetivo de su nuevo equipo, que ocupa puestos de descenso, de lograr la permanencia, misión que comparte Kodro, que se estrenará en un Valladolid que es penúltimo. El donostiarra fue ayer presentado de forma telemática, en una comparecencia en la que proyectó su ilusión de responder a la confianza que ha puesto el club pucelano en su persona. “La mejor opción era salir (del Athletic) y buscar esos minutos que no tenía, por lo que vengo a Valladolid con mucha ilusión y ganas de devolver la confianza que han depositado en mí, aportando todo lo que el equipo necesite en cada momento y tratando de marcar goles, que es el objetivo de todos los delanteros”, reflexionó el exrojiblanco, convencido de que la situación de su nuevo equipo “es temporal” y “no” tiene “dudas” de que “va a revertirla y a salir adelante”. Para el donostiarra, que solo había participado 42 minutos con el Athletic, jugar en el Valladolid es “un reto” y confía en “tener más continuidad que en el Athletic”, aunque es consciente de que nadie le va a “regalar nada” y, puesto que un delantero “vive de goles”, el objetivo es “trabajar” y “dar el máximo en el día a día y en los partidos”.