A nadie le amarga un dulce. Y al Athletic aún menos cuando no son buenos tiempos para la lírica en clave athleticzale. El legado de la pasada temporada y del mismo Gaizka Garitano, destituido por la Junta Directiva presidida por Aitor Elizegi el pasado día 3 después de superar en San Mamés al Elche, permiten que el conjunto rojiblanco pueda optar a reeditar el que es el último título que asoma en las rutilantes vitrinas de su nuevo Museo, la Supercopa. Aquello sucedió hace casi cinco años y medio, en el doble enfrentamiento histórico frente al Barça, ante el que podría reencontrarse el domingo en La Cartuja después de la ajustada victoria el miércoles del equipo culé sobre la Real Sociedad en la primera semifinal. El equipo entonces dirigido por Ernesto Valverde y liderado en el verde por el ya retirado Aritz Aduriz, el verdadero héroe en esos cuatro días mágicos en vísperas y en los inicios de la Aste Nagusia de 2015, dio la campanada y un repaso al soberbio cuadro azulgrana, pero el formato de la Supercopa ha variado sustancialmente debido al dinero, poderoso caballero. La Federación Española de Fútbol (RFEF) quiere hacer caja de una competición quizá menor, pero valiosa a la vez, y apuesta por la versión de un cuadrangular que la pandemia ha evitado que volviera a disputarse en Arabia Saudí y lo tenga que hacer en esta ocasión en tierras de Andalucía. Barça y Real Sociedad se midieron anoche en Córdoba, este jueves Athletic y Real Madrid pujarán en Málaga por llegar a la finalísima del domingo en La Cartuja, donde paradójicamente Athletic y Real se verán las caras en tres meses para luchar por el título de Copa pendiente del año pasado.
Marcelino García Toral, nuevo técnico del Athletic desde diez días atrás, conoce que tiene la opción de conquistar su primer entorchado al frente de los leones gracias a su predecesor, que metió al conjunto rojiblanco en la final de Copa el pasado 5 de marzo en Los Cármenes, sito a poco más de 120 kilómetros de distancia de La Rosaleda, en el que afronta esta noche un desafío de calibre y que guarda una acentuada trascendencia. Un éxito sobre el Madrid de Zinedine Zidane, que defiende la corona, revalorizaría el proyecto del asturiano que, se quiera o no, está enfocado especialmente a la liga y a la mencionada final de Copa pendiente, sin menospreciar esta Supercopa y el vigente torneo del K.O. que para el Athletic arranca en una semana en Ibiza frente a un equipo de Segunda División B. Una derrota, en cambio, debería leerse en función de la manera en que se produjera, aunque el de Villaviciosa pude alegar que no goza aún de los plazos idóneos para poner sobre el papel las ideas con las que ha llegado a Bilbao.
Lo cierto es que el Athletic está obligado a sacar su mejor versión si quiere alcanzar la final de la Supercopa a costa de un Real Madrid que sí jugó el pasado sábado en Iruñea y que en los últimos días no ha dejado de quejarse por la injusticia de la que, en su opinión, ha sido víctima. Sea como fuere, el conjunto rojiblanco quiere hincar el diente a un rival equilibrado y, que para más inri, contará con el belga Hazard, que no compareció en el partido de liga entre ambos en Valdebebas. La Supercopa merece un superpartido y a Sevilla se llega desde Málaga.
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