Hace menos de un año que el New York Times se hizo eco de una fotografía tomada en Bilbao para ilustrar el fenómeno del 8 de marzo, con miles de mujeres que salieron a la calle para reivindicar su espacio en la sociedad en igualdad de condiciones. Fue una promesa tácita de que a partir de entonces nada volvería a ser igual. Así ha sido. Los medios extranjeros han vuelto a fijar su atención en la villa para difundir no solo que las jugadoras del Athletic se han adueñado con todo derecho de un espacio reservado para los hombres, sino que el público ha respaldado la conquista.

“Fue increíble, he ido a varios partidos de liga -masculina- esta temporada y ha sido el mejor partido sin duda”, aseguraba ayer Endika Cavada, un estudiante de Ingeniería. “Los socios no tuvieron su localidad reservada, por lo que en la grada de animación se puso detrás de la portería. El ambiente fue muy bonito”, añadió este estudiante que, sin embargo, reconoció que si las entradas no hubieran sido mediante invitación, posiblemente el campo no habría llenado 48.121 localizaciones, toda una gesta. “A Lezama también suele ir gente a verlas, pero menos. Es como cuando antes jugaba el Bilbao Athletic; chutaba, pero poco”, consideró este joven, acompañado por Izaskun Tejero y Janire Fernández, otras dos estudiantes.

Desde la perspectiva de la hostelería, Juan Manuel, del bar café Bodega ubicado junto a La Catedral, reveló que aunque el partido fue multitudinario, el público no era consumidor habitual. “Mucha gente, poco negocio. No es lo mismo que te venga un grupo de 12 adultos que dos adultos con 10 niños que no toman nada”, resumió el hostelero. Una sensación similar exteriorizó Javi, del bar Estadio: “El llenazo tiene truco. No son los forofos del fútbol habituales”. A pesar de ello, Juan Manuel cree que la hazaña de las jugadoras es repetible: “No es la primera vez que logran un buen resultado de asistencia. El problema radica en lo que cuesta abrir el campo”.

Aitor Elizegi ya adelantó ayer que el objetivo del club es que la proeza “siga ocurriendo” también en partidos de liga. “Estaría bien que les volvieran a dejar jugar en San Mamés”, aseguraba Izaskun Tejero. Más escéptico se mostró Endika: “Durante la liga dudo que ocurra... pero si al final de liga se están jugando un puesto importante, creo que podría pasar”. ¿Se repetirían los resultados de asistencia? “Seguro que se puede repetir. Cada vez es más habitual ver a las chicas jugando. Si engancha, la gente acaba pagando”, reflexionó Alexander Platas, otro estudiante.

Al margen de la influencia de las entradas gratuitas en una asistencia de récord, ¿creen que hace 20 años un equipo femenino habría conseguido llenar un estadio como San Mamés? Ni estudiantes ni hosteleros dudan en afirmar que no. Parece que algo está cambiando. “Regalar las entradas es una manera de que el fútbol femenino se dé a conocer. Ello puede hacer que en un futuro la gente acuda, aunque haya que pagar. Siempre tiene que haber una primera vez”, expuso Endika.