Decía Aristóteles que gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia. El Athletic puede dar fe del pensamiento del filósofo griego. Solo es necesario retroceder en el tiempo hace muy pocos años. En la retina rojiblanca se refresca la angustia que la entidad bilbaina sufrió en las temporadas 2005-06 y 2006-07, denominadas como bienio negro. Por entonces, el club rojiblanco supo lo que es vivir con la amenaza del descenso en el mismo cogote, sobre todo en la segunda campaña de ese periodo, cuando los dirigidos por José Manuel Esnal, Mané, sellaron la permanencia en la última jornada con su victoria sobre el Levante en un encuentro frenético en las emociones.
Este Athletic ha desempolvado aquellos fantasmas después de su dañina derrota del viernes en el derbi ante la Real Sociedad, el último que ha acogido el actual y viejo San Mamés. Los números que luce la tropa de Marcelo Bielsa han aflorado aquellas sensaciones de vértigo. Los leones poseen 26 puntos con 25 jornadas disputadas, únicamente uno menos del saldo que le azoraba a estas misma alturas en el curso 2006-07.
El equipo de Mané deambulaba por la parte baja de la tabla con sus 25 puntos y su crisis era evidente, ya que ocupaba la décimo octava plaza, en zona de descenso, solo por delante de Nàstic, 17 puntos, y la real Sociedad, 14, dos conjuntos que acabaron a la postre con sus huesos en Segunda División. El conjunto rojiblanco sumó 15 puntos más en las trece últimas jornadas de aquel curso, por lo que le valió alcanzar los 40 para evitar el descenso y cerrar así una época angustiosa que vuelve a asomar.
La situación de este Athletic no es dramática, por lo menos así lo entienden en la Junta Directiva presidida por Josu Urrutia, que experimentó el viernes una de sus noches más amargas como presidente del Athletic. Sin embargo, en el club confían en que el grupo y el entrenador saquen del apuro al equipo, donde jugadores del peso de Andoni Iraola, Carlos Gurpegi, Aritz Aduriz, Fernando Amorebieta o el mismo Fernando Llorente sufrieron en sus propias carnes aquellos tiempos de zozobra.
sangría penalizadora A este Athletic le ruboriza su fragilidad defensiva, ya que es el segundo equipo más goleado, solo superado por el Deportivo. Los cincuenta goles encajados por los de Bielsa, dos por partido, les penalizan, al mismo tiempo que desvela una vía de agua que no tiene pinta de soldarse y que se ha plasmado en la pérdida de numerosos puntos, sobre todo en San Mamés.
Una sangría descorazonadora para la autoestima de los leones, que han recibido casi los mismos goles que todo el ejercicio pasado, 52, lo que explica una de las razones del momento crítico que atraviesan los rojiblancos, que acumulan tres derrotas consecutivas a las puertas de afrontar el próximo sábado en e Iruñea un nuevo derbi ante un Osasuna más acostumbrado al peligro.