L escritor Ibon Martín reconoce que su última novela, La hora de las gaviotas (Plaza & Janés), se gestó a raíz de ver cómo surgía el mosto de la prensa de Katxola, el caserío y lagar del siglo XVII ahora ubicado en el barrio donostiarra de Aiete, adonde fue trasladado piedra a piedra tras ser declarado monumento hace casi tres décadas.

Martín traslada Katxola en su libro a las laderas de Jaizkibel. Además de esa licencia geográfica, utiliza el viejo pero bien conservado baserri como escenario de varias de las muertes violentas que protagonizan la historia. Y lo hace reivindicando la gestión actual del edificio por la asociación de vecinos del barrio, que lo ha convertido en una especie de museo de la sidra.

El baserri, que “representa un potente vínculo con las raíces agropecuarias de una zona devorada por el crecimiento urbano del último medio siglo”, según Martín, es uno de los escasos supervivientes de los caseríos barrocos usados como lagar desde el siglo XVII. Instalación familiar para la producción de sidra, es un edificio de planta rectangular de dos alturas y bajocubierta, y cubierta a dos aguas con caballete perpendicular a fachada principal.

Su lagar está situado en la parte trasera, ya que la entrada era usada como residencia. Es una prensa rectangular rehundida en el suelo y con forjado de gruesas vigas, que sigue utilizándose en las visitas al edificio, que acoge actividades culturales y cuenta con un mostrador de bar similar al inicial, para poder servir la sidra que se elabora en el tolare. Museo de su propia edificación, funciona también como museo de la sidra. l