OLDARRA y Garaizarko Matsorriak pondrán este viernes el color musical a la fiesta de los txikiteros que se ha estado celebrando a lo largo de la semana en Bilbao. “Este concierto se ha convertido ya en un clásico de la fiesta. De la mano de nuestro coro han pasado en los últimos años corales de Nafarroa, Catalunya, Gipuzkoa, Francia, Suecia y este año nuestros amigos de Iparralde”, explica a DEIA visiblemente satisfecho, Fernando Iraeta, presidente de Garaizarko Matsorriak.

Oldarra de Biarritz está reconocido como el coro vasco por excelencia y a través de sus cantos contribuye a desarrollar nuestro patrimonio cultural desde hace más de 70 años. Creado después de la Guerra Civil española actúa en numerosos escenarios estatales e internacionales, extrayendo de su repertorio cantos vascos profanos o sagrados, pero también interpretando obras clásicas o melodías del mundo entero con su director Iñaki Urtizberea a la batuta.

Por su parte, la coral Garaizarko Matsorriak ha cumplido 32 años. Nació el 26 de marzo de 1987 en el barrio de Garaizar de la vieja República de Begoña de la mano y bajo la dirección de José Luis Etxebarria, Txelu. Los matsorris tienen un amplio repertorio: canciones del folclore vasco, bilbainadas, música religiosa y piezas de compositores internacional. “Actuamos también fuera de Euskal Herria; en los últimos años hemos estado también en Catalunya, Francia y distintas zonas del Estado español. En mayo de este año realizamos una gira por Suecia, cantando en Gotemburgo, Estocolmo y Upsala”, añade sonriente Fernando Iraeta, al tiempo que se refiere con admiración a la directora del coro desde 2008, Miren Zubieta.

Este será el quinto año que se celebre este evento en la festividad de la Virgen de Begoña. Un concierto que suele aglutinar a los amantes de la buena música. “Es una forma de poner color musical a los txikiteros y contribuir a mantener esta tradición. De hecho, durante toda la semana diferentes coros han estado cantando por la tarde por distintas zonas de la Villa para animar a mantener la costumbre de txikitear. La gente aplaude a rabiar”, apunta sonriente.

Iraeta reconoce que una de las dificultades del coro que preside es fichar a gente joven. ¿La música coral no resulta atractiva para las nuevas generaciones?, pregunto. “Puede ser, aunque nosotros procuramos mantener la vida del coro y renovar nuestra plantilla. En Bilbao y Euskal Herria, en general, hay gran número de agrupaciones corales; la dificultad con la que nos encontramos es el relevo de la gente mayor aunque luego en los conciertos que organizamos en la Encarnación, o en otros lugares, se suelen dar cita muchos jóvenes; a ellos también les gusta, pero formar parte de un coro conlleva tiempo y disciplina; les suele resultar complicado”.

De hecho, los 35 componentes del coro bilbaino se reúnen dos veces a la semana para ensayar las melodías durante dos horas. “Hay gente que antes de comprometerse prefiere cantar en los bares”, se lamenta. “Una buena educación musical en los centros y en las escuelas de música pueden ayudar a crear ganas de cantar y pertenecer a un grupo; la experiencia es tremendamente positiva en todos los aspectos”, añade Iraeta, al tiempo que invita a los bilbainos/vizcainos al concierto de la Encarnación donde se interpretarán piezas interesantes que harán las delicias del público que se acerque. La entrada es gratuita. Después se saldrá a participar en el canto de La Salve por el Casco Viejo.

El próximo concierto de Garaizarko Matsorriak será el próximo día 18 en la iglesia de San Pedro de Deusto donde interpretarán 14 piezas.