El Bosque Eterno de los Niños, la reserva biológica privada más grande de Costa Rica, ha conseguido salvarse gracias a que un grupo de alumnos del colegio rural Fagerviks, de la ciudad de Sorunda, ubicada al sur de Estocolmo, Suecia, decidió hacer galletas de jengibre y chocolate para proteger los bosques tropicales, informó el domingo Córdoba Buenas Noticias. Su iniciativa comenzó en 1987, cuando su profesora Eha Kern invitó a la clase a la bióloga estadounidense Sharon Kinsman, de la Asociación Conservacionista de Monteverde (ACM), para contar su experiencia en el país y enseñar a los jóvenes a respetar la naturaleza. Kinsman les enseñó fotos de los bosques lluviosos y la riqueza de su flora y su fauna y les explicó la importancia de conservar estos espacios. Tras la visita, Roland Teinsuu, un alumno de 9 años, convenció junto a la profesora a toda la escuela para recolectar dinero para comprar y proteger los bosques. De este modo, empezaron a recolectar dinero con la venta de galletas de jengibre y chocolate, recogiendo vidrio y metal, bañando perros o pidiendo como regalo de cumpleaños pequeñas zonas de bosque. Tras esto, Kern y su esposo crearon la ONG Barnes Regnskog (El bosque de los niños), se aliaron con Kinsman y presentaron a Monteverde la solicitud de compra de seis hectáreas a un precio de 250 dólares 222 euros, que estaba en el límite con la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde. Actualmente, el Bosque Eterno de los Niños tiene un territorio de 25.600 hectáreas, por lo que es, gracias a la ayuda tanto de los niños como de la asociación, la reserva privada más grande de Costa Rica.