Ha sobrevivido revoluciones, la caída de imperios europeos y dos guerras mundiales: el diario Wiener Zeitung de Viena, fundado en 1703Wiener Zeitung, puede tener los días contados ante la digitalización del Boletín Oficial de Austria que el periódico publica en papel una vez por semana. Este cambio puede ser fatídico, ya que sin los ingresos generados por el boletín, el diario perdería “hasta el 75% de los 18 millones que factura anualmente”, cuenta su director, Walter Hämmerle. Y sin esos ingresos, la supervivencia del diario, propiedad del Estado pero autónomo en su línea editorial, es más que incierta y podría en un primer paso causar el despedido de 100 de sus 200 trabajadores, 60 de ellos periodistas. Con sus 318 años de vida, el Wiener Zeitung se declara como el diario más antiguo del mundo en funcionamiento.

Fundado en 1703 con el nombre de Wiennerisches Diarium (Diario Vienés, en alemán antiguo), el periódico fue nacionalizado en 1898 por el emperador Francisco José y se convirtió en el Boletín Oficial del Estado del país alpino. Pese a ser propiedad del Estado, los redactores logran mantener su independencia editorial, que les permite destacar por la calidad de sus reportajes políticos y económicos. “Somos un pequeño periódico que apuesta por el periodismo independiente de calidad”, explica Hämmerle con orgullo a Efe. Al mismo tiempo, reconoce la inviabilidad de sacar adelante un medio de comunicación público sin el apoyo del actual Gobierno, que muestra cada vez menos “interés por el periodismo de calidad”. Todas las empresas del país están obligadas a publicar sus resultados y otros anuncios públicos en el Wiener Zeitung, por lo que deben pagar una tasa, variable en función de su tamaño.

El Gobierno, liderado por el conservador Sebastian Kurz, se acoge a una directiva comunitaria sobre el uso de herramientas digitales para justificar el fin de la publicación en papel del boletín y suprimir así las tasas que pagan las empresas. “Apoyamos la digitalización, es importante y necesaria, pero también proponen eliminar las tasas (de las empresas), lo que podría afectar entre el 70 y 75% de nuestros ingresos”, advierte Hämmerle. El director recuerda que las diferentes administraciones del Estado destinan en Austria cientos de millones de euros al año en publicidad institucional, de la que se benefician los diarios sensacionalistas, de mayor tirada. Según Hämmerle, con 10 millones de euros por año el Estado podría sostener al Wiener Zeitung, que cuenta con una tirada de 18.000 ejemplares en días laborales y más de 40.000 en fines de semana.

El Gobierno conservador-ecologista mantendrá la publicación en papel del boletín hasta finales de 2022, pero nadie sabe qué pasará después. Sin embargo, la postura del propio gerente del Wiener Zeitung, Martin Fleischhacker, no augura nada bueno. “La situación es delicada”, señaló en un mail a la plantilla, asegurando que el actual “marco financiero” no permitiría al diario continuar “en su forma actual”. La semana pasada un grupo de ochenta profesores universitarios envió una carta abierta al Gobierno para exigir que no deje caer al Wiener Zeitung, destacando que es un medio importante “en tiempos de noticias falsas y desinformación”. Otros incluso han llegado a pedir declarar el Wiener Zeitung