Si hay una prenda que encarna libertad y ocio esa es la camiseta marinera, un básico que ha lucido desde Audrey Hepburn a Miley Cyrus pasando por Picasso, Brigitte Bardot o Carolina de Mónaco, y que ahora, en el confinamiento, se encarga de reconfortar el espíritu mientras llega la esperada normalidad.

Las rayas marineras, el estampado que en su ADN lleva un marcado carácter estival, fue y sigue siendo uno de los favoritos de diseñadores, reinas y princesas, modelos, actrices y celebrities. De manga larga o corta, cuello pico o redondo, con o sin botones, son muchas las declinaciones de esta pieza, “atemporal, vinculada al arte y la bohemia y con un cierto espíritu de libertad”, ha explicado Paul García de Oteyza, socio fundador junto con Caterina Pañeda, de la firma Oteyza.

La camiseta marinera tiene el don “de otorgar horizonte”, añade García de Oteyza, quien considera que esta prenda “vive una contradicción con la verticalidad el hombre, y ahí es donde reside su valor”.

¿Dónde y como surgió? ¿Fue Coco Chanel quien la inventó? En 1858, durante el Segundo Imperio francés, la Armada estableció el uniforme oficial de los marineros: pantalón de pata ancha, camisa blanca con cuellos azules, abrigo corto de lana y un jersey de rayas que permitiría visualizar y localizar mejor a los marineros en maniobras en alta mar. Algunos historiadores recogen los primeros datos sobre el jersey de rayas en las litografías de los pescadores del Canal de la Mancha a principios del siglo XIX. Aunque resulte extraño, muchas teorías apuntan a que esta prenda de punto se concibió como pieza de vestimenta interior. La incorporación de esta prenda a la moda también se le atribuye a Gabrielle Coco Chanel, quien la descubrió en Deauville, en la región de Normandía (Francia), cuando veía a los marineros ataviados con esa vistosa camiseta.

Con cierto atrevimiento, decidió incluirla al vestuario femenino, una apuesta arriesgada con la que trasladó la vestimenta de trabajo masculina al armario de la mujer burguesa. “Pule la prenda y le da un forma más fluida”, dice García de Oteyza.