- Con sus ataques legales contra la comunidad LGTBIQ, el Gobierno ultranacionalista de Hungría pretende movilizar a sus votantes y distraer de otras polémicas, como el supuesto uso del programa de espionaje Pegasus contra periodistas y opositores, aseguran varios analistas locales.

Según Balázs Böcskei, director del Instituto Idea, el gobernante partido Fidesz liderado por Orbán, necesita “reconquistar” unos 400.000 votantes que ha perdido durante la pandemia. Según este analista, se trata de votantes radicales, conservadores y de pocos ingresos que no han tenido acceso a los planes de ayuda del Gobierno durante la pandemia y así se han alejado del partido. “Lo más probable es que el referéndum (del Gobierno) se celebre entre noviembre y febrero” y que su resultado no sea válido, ya que la participación no alcance el umbral del 50 % de los votantes.

En 2016 Orbán ya organizó un referéndum que buscaba apoyo ciudadano a sus enfrentamientos con Bruselas en materia de migración pero esa consulta no llegó al umbral mínimo de participación del 50%.

Eso sí, el 98% de los votantes que tomaron parte en aquella consulta apoyaron al Gobierno.

Ahora, según declaró ayer a Efe Róbert László, del laboratorio de ideas Political Capital en Budapest, el nuevo referéndum será sobre todo “una prueba” para ver cuánta gente logra movilizar el Ejecutivo liderado por Orbán.

“Lo importante no es que sea válido, porque ya tenemos las leyes” reconoció el propio Viktor Orbán la semana pasada y agregó, asimismo, que este referéndum servirá como “un apoyo” de las políticas impulsadas por su Gobierno.