LLEGAS a Trujillo, pueblo cacereño de origen medieval y cuna de conquistadores como Pizarro, y parece que te encuentras ante un medieval barco varado en un cerro granítico de canchales con sus torres y ruinas recortando el cielo. Ejemplo de ciudad abierta, destacan su plaza mayor y su castillo/alcazaba, y esconde un guiño al Athletic Club en una de sus torres.

Trujillo es una ciudad abierta, bien urbanizada y apacible que desprende la sensación de bienestar de los hidalgos campesinos. Fue encuentro de razas y culturas (cristiana y árabe) y se edificó sobre el cerro Cabeza de Zorro, para dominar los límites de las cuencas de los ríos Tajo y Guadiana.

El centro de la ciudad lo marca su Plaza Mayor, hermosa y de estilo renacentista. Ocupa un gran espacio, aparece monumental y ordenada en sus soportales y en ella confluyen todos los posibles caminos de rutas por las calles de la localidad. En la plaza predomina la arquitectura de los siglos XV y XVI, y está rodeada de edificios de gran interés turístico.

En su centro se levanta la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, conquistador del Perú, realizada en bronce y de grandes dimensiones. Existe también una Casa Museo que cuenta la vida del conquistador del Imperio Inca y los amantes de la arquitectura civil y religiosa pueden disfrutar de varios edificios que dan a la plaza, como la Casa de las Cadenas, los palacios de los Marqueses de Piedras Albas y los Vargas–Carvajal, y las iglesias de San Martín de Tours y la de La Sangre.

Subiendo por un lateral de la plaza, a través de la empinada Cuesta de la Sangre, se llega hasta el castillo local, construido por los árabes en la segunda mitad del siglo IX, en la zona más alta del cerro. Desde sus murallas se domina toda la llanura de la tierra trujillana y se muestra como un recinto hermético, rodeado por la cerca de murallas en un perímetro de 900 metros. El hecho de estar situado en lo más elevado de un terreno escarpado lo hacía inaccesible a cualquier ataque. Carece de ventanas y tiene escasas saeteras.

ESCUDO EXÓTICO

Detalle del escudo A. Portero

Frente al castillo se erige la iglesia de Santa María la Mayor, templo religioso católico de estilo románico tardío. En su campanario, que se reconstruyó a finales del siglo XX tras ser castigado por el paso del tiempo, el artesano encargado, Antonio Serván, fiel seguidor del Athletic Club, decidió, no sin polémica, colocar el emblema del equipo vizcaino esculpido a modo de capitel en lo alto de su estructura. Lo curioso es que se puede leer sobre él Atlético de Bilbao, en lugar de Athletic Club.