bilbao - Jon Fernández regresó al ring donde todo empezó, La Casilla de Bilbao, para volver a reinar tras derrotar al hasta entonces invicto Alexander Podolsky (9-0, con tres K.O.) en un intenso combate que se saldó antes del límite pactado, ya que el ruso no salió en el séptimo asalto. La entrada del rey de la tarima hizo subir la temperatura en la caldera bilbaina. El público, puesto en pie, aclamó al etxebarritarra. Sonaban tambores de guerra. Tenían ganas de ver los puños de Jonfer en acción tras su último combate en la villa en abril, cuando se proclamó campeón de España. Ante la atenta mirada del campeón Javier Castillejo, El lince de Parla, y de Manel Berdonce, El tigre de Tetuán, quienes le pusieron el caramelo en la boca, presentándole el deseando el cinturón verde WBC Silver, con la cara bordada del más grande, Muhamad Ali, Jonfer subió al ring como un rey. Demostrando quién es el verdadero rey de la tarima.
El primer asalto comenzó con una evidente declaración de intenciones por parte del púgil de Etxebarri. Mucho cuidado con el gallo, que cuando dispara no falla. Su izquierda, la de siempre, precisa y veloz, la que le ha llevado a conquistar 14 victorias y a cruzar el charco para medirse con los más grandes, entró como un cuchillo en la mantequilla. Marcando las distancias. Sin embargo, el ruso no se arrugó, intentó sacudirse la presión con un empujón al púgil local. Jonfer aceptó el envite y contraatacó. Manos arriba y abajo. Sacó su depurada técnica para empezar a talar el árbol. Comenzó el desgaste. Pero justo antes de la campana, Podolsky le llevó a un frenético intercambio de golpes. Quería batalla y no se lo iba a poner fácil.
El segundo acto se inició con ritmo. Una tremenda combinación de golpes hizo tambalearse al ruso. Jonfer olió sangre y fue a por él. Sin embargo, el ruso supo sacudirse el vendaval. Enganchó las manos del púgil de Etxebarri e incluso conectó algún feo golpe antideportivo en la nuca. Salía vivo del primer envite.
El tercer round más de lo mismo. Jonfer vio maduro al ruso, su rostro marcado así lo evidenciaba, le tiró nuevamente arriba y abajo, parecía tenerlo, pero no. El ruso demostró valentía y encaje. Contraatacó. Pero Jonfer estaba preparado para todo. Bailó sobre el ring y fintó los peligrosos golpes de su rival. Fino estilista y hábil equilibrista. Antes de la campana conectó una derecha que hizo temblar a Podolsky.
Pero el ruso está hecho de otra pasta. Salió en el cuarto asalto como un vendaval. Parecía no sentir el dolor. Llevó el combate a una zona pantanosa. Jonfer lo intentaba pero le faltaba la mano definitiva. Tras un farragoso intercambio de golpes el árbitro penalizó a ambos púgiles. A Jonfer un cabezazo involuntario y a Podolsky por bajar y sujetar la cabeza de su rival.
Hasta que Jonfer se cansó. Salió en el quinto como una exhalación. Conectó un uno-dos de manual y envió al ruso a la lona, pero pudo recuperarse. El público, enfervorecido, veía que se acercaba el final. Pero Podolsky no quería caer como los otros rivales de Jonfer. Quiso llevarle al límite. Se agarró, se fajó y trató de enfriar a un ardiente Jonfer, que siguió a lo suyo. Al final de ese pleito los jueces confirmaron la ventaja de Jonfer: 39-35, 39-35 y 39-35.
El ruso llegó al sexto asalto pero su rostro daba muestras de castigo, no así su voluntad, inquebrantable. Jonfer fue a por él, sus puños llegaban por todas partes y el árbitro detuvo la pelea. Solicitó asistencia médica para el ruso por una herida sobre el ojo y el facultativo le dejó seguir. Aún así, pintaban vastos para Podolsky, que acabó el sexto asalto pero en el séptimo ya no salió. Cinturón Silver superpluma para Jonfer. Con este título está entre los diez mejores del mundo según el Consejo Mundial de Boxeo (WBC). “Muchas gracias a todos. Esto es solo el principio, volveremos a por más”, señaló Jonfer, micrófono en mano.
resto de la velada Esta pelea, pactada a doce asaltos, fue el combate de fondo de la velada organizada por Euskobox tuvo un papel estelar la eliminatoria para el mundial WBC femenino del superwelter, a diez asaltos, entre la excampeona mundial, la sueca Maria Lindberg y la rusa Inna Sagaydakovskaya, Ice Queen la reina del hielo. La rusa tuvo que hacer frente a un importante corte en la cabeza desde el segundo asalto que no le impidió desarrollar una lucha encarnizada y farragosa, entrando en el cuerpo a cuerpo sin reparos hasta llevar la pelea al límite, lo que provocó una gran ovación por parte del público, y le hizo merecedora del cinturón Silver otorgado por el Consejo Mundial de Boxeo.