No tenía buena pinta. Lo advertí la semana pasada. Pero todo lo que parece malo puede empeorar en un momento. Y es que en la caldera política del Estado español, la vorágine de insensateces políticas se acentúa exponencialmente y termostato de las descalificaciones no parece tener límite de calentamiento.
La aparición en la escena publica de la militante socialista Leire Díez y su implicación en tramas de corrupción, con la filtración y posterior publicación de audios de conversaciones amparando tramas delictivas, ha abierto una nueva caja de pandora en la que servicios de las cloacas del Estado, con ramificaciones políticas, judiciales, empresariales y mediáticas, han estado desvirtuando la convivencia democrática.
Díez, cuyo papel aún no se ha esclarecido en todo este potaje nauseabundo, ha dejado voluntariamente su militancia socialista. Lo ha hecho inteligentemente para asumir en primera persona las consecuencias de sus andanzas, que segú ella, obedecían a un afán investigador para desvelar el “estado profundo” que mueve los hilos de la política española y que pretende acabar con el gobierno de Pedro Sánchez.
Al parecer, hay centenares de grabaciones ilegales a personajes públicos utilizadas para conseguir amaños e imputaciones cuyo fin último pasa por la destrucción del adversario a través de dosieres que hurgan en su intimidad como descrédito y escarnio público .
La maraña de porquería es tal que es difícil situar la historia, pero a grandes rasgos, el modus operandi de quienes actuaban con ese afán inquisitorial era , casi siempre parecido. Un grupo reducido de activistas de la máquina del fango se inventaban una acusación contra un político, un partido o una organización. La acusación, pese a ser falsa, se revestía de verosimilitud para ser investigada y depurar responsabilidades. Pero tal hecho no ocurría inicialmente entre los cuerpos policiales, a pesar de a que algunos de sus funcionarios le dieran carta de naturaleza. La función de tales dosieres era el ser trasladados , a modo de primicia informativa a determinados medios de comunicación, para que éstos, sin el menor rigor profesional se prestaran a su divulgación. Así, determinados ámbitos que se autodenominaba de “periodistas” compraban la historia y la ponían en circulación.
Una vez publicados, los libelos llegaban a manos judiciales, donde tanto acusaciones populares con vínculos extremistas como fiscales y jueces de reconocida militancia y simpatía política daban cobertura al enfangamiento de la realidad, abriendo procedimientos que han ocupado la primera plana de la actividad politica española en los últimos meses o años.
Parece una trama de novela negra pero aproximadamente así ha sido el funcionamiento del lawfare , una “guerra sin cuartel” donde la ley se instrumentaliza con fines estratégicos para desestabilizar gobiernos, perseguir a los opositores u obtener una ventaja en suna disputa comercial, económica o política.
El procedimiento no es nuevo. Durante la investigación del “caso Catalunya,” en el que aparecía la denominada “polícía patriotica”, el esquema de actuación fue similar y detrás de aquella persecución político judicial a representantes catalanes, estaban funcionarios públicos, policías, como el controvertido comisario Villarejo a quien se le atribuyen miles de actuaciones irregulares , como la grabación ilegal de conversaciones para ser utilizadas en casusas falsas que fueron machaconamente repetidas por determinados medios de comunicación.
Aquella guerra sucia contra dirigentes catalanistas causó un daño irreparable a protagonistas de la vida política catalana. Que se lo pregunten a Jordi Pujol y a su familia, a Artur Mas o a Xavier Trias, entre otras víctimas de la difamación y persecución de las cloacas del Estado.
Detrás de aquella operación y de guerra sucia siempre hubo un mando pensante y un grupo ejecutor. Entre estos últimos estaban los policías o ex policías como Villarejo –ya mencionado–, Eugenio Pino o Martín-Blas responsable de Asuntos Internos de la Policía Nacional.
En el escalón superior figuraba el propio ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, quien tendrá que hacer frente a un procedimiento judicial contra su persona por ser responsable directo de todo aquel aparato policial en la sombra. Pero, detrás de Fernández Díaz, según testimonios escuchados en la comisión de investigación llevada a cabo en el Congreso de los Diputados, se refugiaba en el nivel más alto de aquel engendro político policial el entonces presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y quien entonces era su mano derecha en la Moncloa, Jorge Moragas, en la actualidad, embajador español en Tanzania.
Aquella “policía patriótica”, que también extendió sus tentáculos hacia Podemos y su entonces líder, Pablo Iglesias, no escatimaban en medios ni en objetivos, llegado a presionar a directivos de la banca andorrana para que aportasen datos, ciertos o no, de la supuesta fortuna de los Pujol. El argumento era contundente; “estamos en guerra con el nacionalismo catalán y queremos las cuentas”.
La trama que hoy nos ocupa y en la que todavía hay mucho que ver ha sacado a “pasear” a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, responsable de mucha de las investigaciones que han dado origen a los sonados casos de supuesta corrupción que acosan a Pedro Sánchez (la Fiscalía General del Estado y la filtración de de los correos de la pareja de Ayuso, el caso de presunta prevaricación del hermano de Sánchez en la Junta de Extremadura, la investigación a Begoña Gómez por la cátedra de la complutense o el denominado “caso Koldo” vinculado al cobro de comisiones por el ex asesor del ministro Ábalos).
Audios y mensajes entre abogados, empresarios imputados del fraude de los carburantes, supuestos dosieres de la vida privada de fiscales, o las pesquisas llevadas a cabo contra el teniente coronel Balas de la UCO, circulan por los mentideros de la capital de la Corte como un saco de bombas nauseabundas, en las que , además se vincula a socialistas como el número 2 de Ferraz, Santos Cerdán, como principal instigador de la contraofensiva de investigación dirigida por Leire Díez.
El ruido y el hedor que todo este caso provoca esinsoportable con acusaciones groseras que ya no bajan de la apelación a la “mafia” para insinuar la vinculación del gobierno español en toda esta podredumbre
Con tanta basura, la política española se ha convertido en un estercolero en el que se impone “el tú más” frente a la necesaria reflexión de materias básicas que afectan a la ciudadanía.
El lodazal ha hecho que Sánchez y Feijoo hayan renunciado a la agenda política y se hayan enzarzado en una dinámica destructiva y lamentable.
Por el contrario, esta misma semana, en Euskadi, la política con mayúsculas ha seguido dando pasos demostrando que hay mucho más futuro alejados del ruido y de la bronca. Para quienes vaticinaban sobre las malas relaciones entre los partidos gobernantes, éstos han desmentido con hechos cualquier sombra de crisis. Y lo han hecho presentando en el Parlamento Vasco una Proposición de Ley para modificar diversa normativa que ahogaba la proyección de la vivienda en Euskadi.
PNV y PSE han sido capaces , una vez más , de presentar una alternativa para flexibilizar la normativa y agilizar la tramitación para impulsar la construcción de vivienda pública, el principal problema al que se enfrenta ja juventud de este país de cara a su emancipación.
En esta iniciativa parlamentaria se constata que Euskadi dispone de suelo calificado capaz de albergar ,más de 160.000 viviendas, 75.000 de ellas protegidas, que no se movilizan por condiciones urbanísticas, económicas y ambientales que ahora se pretenden modificar en un contexto de cambios demográficos acelerados.
La norma presentada pretende ampliar la oferta de vivienda tanto protegida como de precio libre aun coste más asequible. Con este fin se contemplan medidas para movilizar suelo, como la creación de una reserva estratégica o la flexibilización de los porcentajes que pueden destinar los ayuntamientos a los distintos tipos de vivienda que vayan a construir.
Frente a la contrapolítica, propuestas, normativas para hacer y mejorar los problemas de la gente. Propósitos que no se quedan solo en la vivienda. También en la oferta del lehendakari por desarrollar , a través de una encomienda de gestión, las inversiones necesarias para dotar a nuestras industrias del potencial energético que necesitan para poder avanzar en su desarrollo empresarial y económico.
Orgullo de país, de equipo dirigente. Orgullo por hacer. Por ser nosotros mismos sin odiar lo que no somos. Como en la selección nacional de pelota. Sin ruido, sin bronca ni destrucción. Y sin fango. Exmiembro del Euzkadi Buru Batzar de EAJ–PNV (2012–2025)