Regalo de dos semanas
Ese periodo sin partidos constituye un regalo para una plantilla que pedía a gritos un tiempo muerto
A parte del reencuentro con la victoria, lo mejor del partido con el Mallorca fue el salto de cinco posiciones que dio el Athletic: con los tres puntos del sábado pasó de ser décimo a quinto. El resto de los partidos de la jornada celebrados durante la tarde de ayer conllevó una ligera bajada en la clasificación, nada trascendente.
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Todavía es pronto para valorar tanto lo que está haciendo como lo que apunta cada equipo. Si se exceptúa a los que copan los extremos de la categoría, los favoritos al título y aquellos con problemas para arrancar, la situación de la mayoría no aporta excesiva información. La mitad de la categoría se apelotona en un margen de cinco puntos, poca cosa para extraer conclusiones habiendo treinta jornadas por delante.
Parón liguero
Respecto al Athletic puede afirmarse que los próximos quince días le llegan como una bendición. Ese período sin partidos constituye un regalo para una plantilla que pedía a gritos un tiempo muerto. Ya se verá, pero sobre el papel solo puede verse como una gran oportunidad para alterar una tónica decepcionante. Seis compromisos consecutivos saldados con derrota menos un empate contra el colista, indiscutiblemente pintan un balance molesto y, para qué negarlo, imprevisto.
Un parón para resetearse
Por descontado que semejante racha no entraba en los cálculos, pero se produjo y no es gratuito admitir que ha faltado poco para que hubiese sido peor. El compromiso previo al paréntesis liguero merece un lugar entre los más flojos hasta la fecha. Aparte del rendimiento propio, en el análisis debe contemplarse el desempeño ajeno. Jagoba Arrasate y Bittor Alkiza tienen entre manos un problema bien gordo y sin embargo el Athletic solo pudo respirar profundamente con el pulso terminado.
Está más que demostrado que las impresiones se ven mediatizadas por el signo del marcador, pero hay datos que definen y penalizan el trabajo efectuado por los futbolistas el sábado pasado. Aquí van algunos, pocos pero elocuentes: aunque en el descanso ganaba por la mínima y de penalti, se asegura que el Athletic dispuso de oportunidades de sobra para abrir un distancia insalvable en el marcador y sin embargo Leo Román no realizó una sola parada hasta el minutos 91; el gol de la victoria, a cargo de Rego, llegó en el 82, pero desde el intermedio no se había registrado un solo intento de fuste en el área isleña; el Mallorca ni se dignó a saludar a Simón hasta que este tuvo que salir del área a cortar una carrera de Muriqi en el 71, pero marcó en el 77 gracias a un churro, acaso, combinado con un cálculo erróneo del portero.
Los 15 días sin partido constituyen un regalo para una plantilla que pedía a gritos un tiempo muerto
Estos tres apuntes describen un encuentro paupérrimo de ambos conjuntos en lo que atañe a creación, profundidad y remate. Athletic y Mallorca se expresaron como acostumbran los grupos inseguros e imprecisos, lo cual no quita para que hubiese diferencias, especialmente en términos de actitud. Por ejemplo, al Athletic se le ha de otorgar el mérito de la intencionalidad, del afán que expuso por ganar desde el inicio y que prolongó durante medio partido, aunque fuera declinando desde la media hora y acabase por entregar la iniciativa a la vuelta de vestuarios. El Mallorca, a su vez, sin elaborar nada de fundamento rozó el milagro de regresar a casa con premio en el bolsillo y pagó su mediocridad con una derrota a la que opositó con ahínco, aunque la estimasen cruel por el minuto en que se gestó.
Lesionados
Este episodio con final feliz es agua pasada, ahora interesa la forma en que Valverde y su tropa aprovechan dos semanas que pueden tomarse con cierta calma; sin agobios por escasez de puntos, se entiende. El apartado de lesionados entraña mucha miga. La indisposición de Sancet y su flojo estado de forma previo (¿conectado a una reaparición prematura tras la lesión de rodilla del verano?) se acusan demasiado. Es una factura que se multiplica si coincide con la baja de Berenguer, ingresado en la enfermería por forzar más de la cuenta.
Si a la disponibilidad de esta pareja se sumase la de un Nico Williams sin ritmo al cabo de un mes parado y un Iñaki Williams con una sobrecarga dice el parte médico, pero que cualquiera diría que obedece al desgaste psicológico acumulado en diez titularidades discretísimas, el panorama en ataque experimentaría un avance sustancial.
Iñaki Williams no jugará con Ghana
Los cuatro solo han estado juntos en una cita y el gol se ha convertido en artículo de lujo para este Athletic que tampoco emite síntomas tranquilizadores en su área: salvo el Rayo, todos los rivales le han hecho gol y casi ninguno se mostró exquisito en ataque. Sobran motivos de enjundia para currelar a fondo en este paréntesis.