Baño de realidad
Ayer no era un día cualquiera para la Junta Directiva de Jon Uriarte. La presentación ante los socios del plan estratégico era una reválida personal y grupal para su equipo de trabajo. Muchas horas de esfuerzo, consultas, análisis y power points para intentar plasmar de manera concisa la realidad de un club que lleva muchos años moviéndose con el fin de encontrar la mejor de las recetas para mirar al futuro con el enfoque más optimista posible.
Es evidente que todos los que han pasado y pasarán por Ibaigane desean lo mejor para estos colores. Ninguno hace las cosas creyendo que es malo para el club, que va. Podrán estar más o menos acertado, pero nunca pensando en que lo que se pretende no vaya a ser bueno para nuestro Athletic. El problema de esto siempre lo marcan los procesos electorales. La cascada de grandes ideas llenan programas que una vez llegados al poder son de dudosa ejecución. Lo presentado ayer bien podría ser un compendio de lo mostrado por las tres candidaturas en junio o el típico informe de una auditoria por el que te soplan un dineral. Felizmente, esta junta tiene gente suficientemente capacitada para hacerlo gratis.
Ayer pudimos confirmar lo difícil que es gobernar el Athletic. El margen de maniobra es escaso y pese a que las ideas fluyan, hacer eso realidad es muy complejo. Esto no es una empresa, es un equipo de fútbol con sus socios y aficionados que en siete días pasan por una auténtica montaña rusa de emociones. Un resultado cambia la percepción de la gestión y el dinero deja de ser importante si se pierde.
El fútbol depende de las personas y no tanto de las maquinas, aunque aporten datos. Elijamos bien las personas para realizar el trabajo más importante en un equipo de fútbol, dirigir, entrenar, coordinar, captar. El Athletic es fútbol y todo lo que genera este maravilloso deporte: sentimiento, pasión, orgullo, cercanía, pero, sobre todo, es una seña de identidad de quiénes somos, de dónde venimos y por qué. Seamos más Athletic que nunca, seamos más fútbol que nunca.