ON más de dos kilómetros de longitud, El Canales la arteria más caudalosa de un Bilbao que se agranda a medida que va forjándose una ciudad cada días más poderosa. No en vano, en El Canal, la calle inaugurada ayer, fue un estreno a lo grande. Es, como les dije, la calle más larga de un Bilbao que crece a cada paso. Lo hizo ayer en Zorrotzaurre, donde la ciudad va agigantándose a medida que la villa siente la necesidad de ir ganando espacio al viejo mundo industrial para urbanizarse de la mejor manera posible. La primera nueva vía del plan especial de Zorrotzaurre se dibuja en el mapa plena de poderes: es la más grande que se ha conocido en la ciudad.

Es bien sabido que "la única forma de regenerar el mundo es que cada uno cumpla con el deber que le corresponda" como bien nos dijo Charles Kingsley, un novelista inglés, asociado en particular con el West Country y Noreste de Hampshire. Sabía lo que se decía, al igual que Bilbao sabe que su desarrollo pasa por desplegarse por las tierras a las que antaño dio otros usos.

¿Qué pasará con el desarrollo de ese nuevo Bilbao que se asoma a la vuelta de la esquina? ¡Quién lo sabe! Lo que si es conocido es que acaso a todos nos da miedo lo desconocido. No debería ser así. Lo desconocido no es más que el comienzo de una aventura, una oportunidad de crecer que ahora se dibuja sobre los planos de futuro de la ciudad.

Crecer no es el problema. El problema es olvidar de dónde vienes. Si Bilbao no pasa página con desdén y con vocación de abandonar el pasado tendrá un problema. Si lo hace con la convicción de que por ese camino nuevo se proyecta hacia un futuro atractivo y eficaz saldrá ganando.

"Hay una ley de vida, tan cruel como exacta, que afirma que uno debe crecer o, en caso contrario, pagar más por seguir siendo el mismo", nos dijo Norman Mailer. La reflexión encaja a las mil maravillas con este desarrollo de un Bilbao con nuevas plantaciones, si es que se puede decir así.

Ayer, cuando se descorrió el primer telón de Zorrotzaurre, sonó una suerte de pistoletazo de salida. El alcalde Juan Mari Aburto puso en valor la colaboración de los vecinos y recordó que, gracias al mismo proceso de participación vecinal, se han decidido otros tres nombres de calles: Puente San Ignacio, Galleteras y Sabina de la Torre, todas ellas en el mismo entorno de Zorrotzaurre. Como ven, un nuevo mundo va forjándose.