EL sábado volvimos a ver un partido y a disfrutar del mismo en un estadio alegre. Una afición entregada al esfuerzo de los suyos vibró con sus jugadores a los que esta vez les acompañó el acierto de cara al gol. Los leones vencieron al Atlético no solo por correa, también por una mejor lectura del encuentro y por un sentido del fútbol menos áspero y más vertical que en ocasiones precedentes. La victoria, quizás la más coral de la temporada, se cimentó en la participación de todos y cada uno de los hombres con los que contó Gaizka Garitano. El rival venía tocado tras su eliminación de la Champions, pero en La Catedral se jugaba las opciones ligueras. Los rojiblancos, mejores en la primera parte, desactivaron a los del Cholo y les demostraron que la tarde era de ellos. Muy bien desde el portero hasta el último delantero. Un gran día para el disfrute de los peñistas desplazados y para que aquellos que en lo últimos tiempos habían tenido dudas encontrasen la confianza necesaria, tanto propia como en el grupo. Baño de autoestima, la cabeza es lo más importante en el deporte de élite y la victoria ante el equipo colchonero vale más que tres puntos. La baja de Iñigo Martínez generaba dudas. Los chavales se quedaban solos. El encuentro nos demostró que Nuñez y Yeray tienen capacidad suficiente para medirse a los Morata, Costa o Griezmann. Yuri cuajó un buen partido y el centro del campo, bien en el corte, no tanto en la confección, cumplió con creces. Ibai se reencontró consigo mismo y Muniain siempre quiso el balón. De Raúl García qué decir, es un referente y ante sus ex volvió a demostrar que en el Athletic es imprescindible. Partidazo. Arriba Williams, no muy brillante, hizo el gol y eso vale para tapar su discreta actuación. El gol en el fútbol es lo más importante. Garitano lo bordó con los cambios de las botas del primero, Córdoba. Y el segundo, Kodro, remató la faena. Este triunfo
anticipa un final de temporada ilusionante, me apunto a ello. @monjeondavasca