Estos son mis pensamientos como educadora infantil en tiempos de coronavirus: Certeza: Distancia de 1,5 metros y lavado de manos son medidas eficaces para evitar el contagio. Anhelo: Paseos libres, contribución al funcionamiento del sistema económico, facilitando el regreso a los puestos de trabajo a las familias. Haurreskola: Centro educativo cuyo objetivo fundamental es lograr que niños y niñas se sientan seguros y atendidos emocionalmente. Distancia física: Impedimento para lograr los objetivos anteriormente mencionados. Interacción: Con el contacto con otros niños, aprende que es parte de un grupo. Boca: Instrumento del niño para explorar y aprender. Contagio: Problema recurrente -a menudo las exigencias del sistema laboral obligan a las familias a dejar a los niños en la haurreskola, aun sabiendo que no están del todo bien-. Coronavirus: Virus con consecuencias graves que empuja a tomar medidas restrictivas, como el confinamiento o sostener a los niños de la mano en la calle. Duda: ¿Cómo evitar el contagio cuando niños de 0-1 año se juntan en un espacio cerrado? Heroicidad: Algo a lo que no aspiro. Únicamente busco eficiencia y desempeño correcto de mi trabajo.