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Movilidad eléctrica

Cómo no caer en estos errores cuando vayas a comprar un vehículo eléctrico

Si vas a pasarte a la movilidad eléctrica, hay una serie de consideraciones que debes tener en cuenta… si no quieres dar un paso en falso. Si las tienes en cuenta, es muy probable que esa ‘transición’ te resulte mucho más sencilla.

Cómo no caer en estos errores cuando vayas a comprar un vehículo eléctrico

Los coches eléctricos han dejado de ser de nicho para convertirse en el futuro de la movilidad. Cada vez son más los modelos y es mayor tanto la conciencia ambiental como las ayudas que ofrecen las distintas administraciones si compras uno de ellos. Ese gran abanico de opciones hace que el comprador tome una serie de decisiones que, si no se sopesan bien, pueden suponer un quebradero de cabeza.

La autonomía real, el tipo de carga o los costes ‘ocultos’ pueden desembocar en problemas serios que la hora de elegir un vehículo u otro no se tienen en cuenta. Señalamos los errores más habituales para que los evites a tiempo.

Fijarse solo en la autonomía homologada…y no revisar el consumo en condiciones de uso real

Es uno de los errores más típicos… y de los más comprensibles. Las cifras oficiales de autonomía que suelen proporcionar los fabricantes son siempre optimistas y no atienden a condiciones reales de velocidad, temperatura, carga del vehículo, tipo de viaje (si es por ciudad o en carretera) o uso del climatizador.

Existen estudios que reflejan que la autonomía de un vehículo eléctrico puede reducirse en condiciones de frío o mientras se usa la climatización dentro del habitáculo; incluso el tamaño de la llanta o neumático pueden deparar diferencias de la cifra final de alcance en un modelo. Por eso, es importante tenerlas en cuenta. Para evitar este problema, lo mejor será que busques pruebas independientes para ver el consumo real (hay cientos de expertos que se dedican a esto, pero te recomendamos el canal de YouTube de ‘MotorK’, o las comparativas que, en ese sentido, realizan canales especializados como el de ‘What Car?’. 

Una vez lo tengas, piensa en el uso que vas a darle: ¿cuántos kilómetros haces normalmente? ¿Vas a utilizarlo más por la ciudad o en carretera? ¿Tienes pensado realizar trayectos largos? Incluso, puedes preguntarte: ¿merece la pena equiparlo con unas enormes llantas solo por ganar en estética, aunque se pierda en rendimiento del vehículo

No tener en cuenta la infraestructura de carga

Tener un coche eléctrico significa que tendrás que planear dónde y cuándo vas a poder tener un cargador disponible para recargar la batería y aumentar la autonomía. Es cierto que la red de puntos de carga cada vez es más grande y hoy en día incluso los pequeños municipios cuentan con bastantes puntos, pero sin embargo, su distribución es irregular y la tecnología de carga y potencia que ofrecen no siempre es la más óptima. 

Es por eso que cada vez son más los particulares que optan por instalar un punto de carga en su vivienda y ganan tanto en comodidad -no tienen que desplazarse a ningún lugar- como en gastos, ya que el precio de recargar el vehículo en tu cargador es más económico. 

¿Qué tipos de cargadores hay y cuál elegir foto de la IA?

Por llevarlo a la práctica, la media del kWh en estos cargadores personales está entre 0,10 y 0,20 euros, mientras que los públicos rondan los 0,30 o 0,60 € por kWh. Si el cargador es rápido o ultrarrápido, su precio será incluso mayor. Además, estos últimos no siempre están libres, por lo que podría tocarte esperar, y por si fuera poco, podrían tener poca potencia (cualquiera por debajo de los 40/50 kW), por lo que los tiempos de carga aumentan de forma considerable.

Para evitar tener un problema con la carga de tu vehículo eléctrico, lo primero que debes hacer es comprobar si en tu vivienda se puede instalar un punto de carga. Tendrás también que informarte del coste de la misma y de los permisos necesarios. En cuanto al precio de la instalación, puede variar según la potencia que elijas. Un cargador básico con un máximo de potencia de 7,4 kW, costará entre 400 y 800 €. Si optas por uno inteligente, con WiFi y aplicación para móvil, la horquilla de precio se fija entre los 700 y los 1.500 euros.

Revisa las estaciones de carga públicas de tu zona: cuántos puntos hay y qué potencia ofrecen. También deberás asegurarte de que el modelo de eléctrico que elijas soporte los estándares de carga que te interesan. Es decir, debes considerar si quieres o necesitas:

  • Carga rápida de alta potencia. Muy recomendable si adquieres un modelo con 70 o más kWh de capacidad de batería y haces viajes largos en los que necesites paradas lo más breves posibles. ¿La pega? No suelen ser baratos.
  • Carga CSS: es el método más utilizado en Europa y permite cargar tanto en corriente alterna como corriente continua.
  • Tesla Supercharger: sistema propio de Tesla que cada vez cuenta con más estaciones en España. Lógicamente, es el ideal si adquieres un eléctrico de Elon Musk… si bien se han ido ‘abriendo’ a los vehículos de otras marcas; comprueba en la web de Tesla si tienes cerca de tu zona supercargadores que puedas utilizar habitualmente.
  • Estándar japonés CHAdeMO: ha ido perdiendo protagonismo respecto al CSS, pero sigue siendo relevante para modelos japoneses tan populares como el Nissan Leaf ( de sus dos primeras generaciones). 
  • Estándar chino GB/T: es el sistema dominante en China, por lo que resulta relevante si trabajas con importaciones de vehículos eléctricos chinos o si estás en entornos de prueba, homologación o flotas que integran modelos asiáticos. En Euskadi, su presencia es testimonial.

Acierta con tu eléctrico

Además de los errores comentados, hay otros factores que los compradores deben tener en cuenta. Por ejemplo, no hay que olvidar que existen ayudas oficiales como el Plan MOVES, que subvencionan una parte de tu compra (también es cierto que sus fondos se agotan por rapidez). Asimismo, hay entidades bancarias que apoyan este tipo de movilidad; sin ir más lejos, con el Banco Santander, podrás ahorrarte un 1 % de interés anual si financias un eléctrico. O el BBVA, con quien si al menos un 75% de un préstamo es para comprar un coche eléctrico (incluso híbrido enchufable) también te benefician con una rebaja en el tipo de interés.

Además, deberás considerar los costes del seguro, el mantenimiento y los impuestos. Eso sí, ten en cuenta que los eléctricos no pagan el Impuesto de Matriculación y que suelen implicar menos gastos a la hora de pasar revisiones, debido a que tienen menos piezas móviles que un coche tradicional de combustión; sin embargo, los seguros pueden subir si el coche tiene un precio elevado. En cualquier caso, a largo plazo la compra compensa y mucho.

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La batería, por su parte, también sufre un deterioro que, con el tiempo, hará que quizá tengas que asumir costes inesperados (también es cierto que no es lo habitual). Es por eso que contar con una garantía que cubra cuántos más kilómetros, años o porcentaje de capacidad se antoja obligatorio

Nuestra recomendación es optar por un vehículo que cuente con un mínimo de 8 años y 160.000 kilómetros de garantía para este componente (es lo habitual, de hecho, en el mercado) y que garantice un mínimo de 70 % de capacidad de batería cuando concurran esos plazos.