Emilio Rodríguez Menéndez falleció en Madrid coincidiendo con el día de su 75 cumpleaños. Según recogen diversos medios, se encontraba ingresado desde hacía una semana en el Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela, debido a los graves problemas de salud que arrastraba. La familia, en una decisión marcada por la discreción, ha informado de que no se celebrarán actos públicos de despedida, como velatorio o tanatorio.

Rodríguez Menéndez nació el 16 de octubre de 1950 en Madrid. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid, lo que le llevó a ser uno de los abogados más mediáticos y polémicos. Su vida personal fue igualmente agitada: estuvo casado en al menos cuatro ocasiones, dos de las cuales mantuvieron un perfil bajo, mientras que las otras dos alcanzaron notable repercusión mediática.

Sus dos primeras mujeres

Su primera esposa, Pilar Marqueta, madre de sus dos hijos, lo denunció por malos tratos en la década de los setenta, tras una convivencia que él mismo definió como una “pelea diaria”. Durante sus años de estudiante (1968 -1981), contrajo varios matrimonios sin haber formalizado los divorcios previos, lo que le llevó a incurrir en la bigamia en más de una ocasión. Su agitado recorrido sentimental incluyó enlaces en países como Chile, donde se presentó como alto funcionario diplomático. En este último país fue detenido y encarcelado por estafa.

En 1978 contrajo matrimonio con Viviana Muñoz Ronda, a quien, según distintas fuentes, utilizó para solventar problemas legales y administrativos. En 1996, abrieron un despacho de abogados en España, cuando él aún no había obtenido oficialmente el título. Por ello, fue condenado posteriormente por intrusismo.

La historia entre ambos tuvo episodios especialmente conflictivos. En 1995, el hermano de Viviana irrumpió en su domicilio y lo atacó con un cuchillo. Según recogió la prensa, el motivo habría estado relacionado con una deuda de 800.000 pesetas que el abogado mantenía con él, presuntamente por trabajos realizados en un prostíbulo.

Intento de asesinato por parte de su mujer

El episodio más mediático de su vida personal tuvo lugar en junio de 1999, cuando Laura Fernández, con quien se había casado un año antes, intentó asesinarlo. Según consta en la sentencia judicial, días antes él había otorgado a su esposa un poder notarial para gestionar su patrimonio. Poco después, Laura ofreció 50 millones de pesetas, un reloj Cartier y favores sexuales a un presunto sicario a cambio de acabar con la vida su marido. Cuando él regresaba a su domicilio en Las Rozas (Madrid) fue tiroteado, pero sobrevivió gracias a la rápida intervención de su escolta, aunque resultó gravemente herido. Tras el juicio, Laura Fernández fue condenada a once años y medio de prisión como inductora del crimen, pese a que ella siempre sostuvo que su intención era únicamente robarle.

Fuga internacional

Su cuarta y última esposa fue Vanessa Palomar, una masajista con la que se casó en 2005 y con quien tuvo a su tercer hijo. La relación cobró notoriedad pública en 2008, cuando ambos protagonizaron una fuga internacional. Esto ocurrió cuando cumplía condena por fraude fiscal, aprovechando un permiso penitenciario para huir del país junto a su esposa.

Tras refugiarse en Paraguay y luego en Buenos Aires hasta 2014, el abogado regresó a España después de haberse extinguido sus causas pendientes. Para entonces ya se habían separado, dejando a Vanessa al cuidado del hijo.

Él aseguró que la ruptura fue amistosa, pero su exesposa ofreció en 2015 una versión muy distinta en una entrevista a la revista Interviú: “Desde marzo de 2014 no le ha dado un euro a su hijo de dos años y medio. Y lo hace para hacerme daño”.

Amores mediáticos y prensa rosa

Además de sus cuatro matrimonios, tuvo diversas relaciones sentimentales con mujeres muy conocidas, que alimentaron su perfil más frívolo y televisivo. Su breve, pero sonado romance, con la periodista Mila Ximénez acaparó titulares en la prensa del corazón. Mientras que su supuesta relación con Nuria Bermúdez fue más prolongada en los platós que en la vida real, admitidos los fines mediáticos y económicos por el propio abogado.

También se le vinculó con Sonia Moldes y Malena Gracia. Esta última demandó a la revista Dígame -propiedad del propio Rodríguez Menéndez-, tras publicar información que insinuaba que ejercía la prostitución.

Una carrera jurídica entre escándalos y grandes titulares

En el ámbito profesional, alcanzó gran notoriedad a partir de los años 80, convirtiéndose en uno de los abogados más mediáticos —y polémicos— del Estado. Uno de sus primeros casos emblemáticos fue el de Nieves Soldevilla, apodada 'la dulce Neus', condenada a 28 años de prisión por instigar a sus hijos a asesinar a su marido en un crimen que conmocionó a la sociedad en 1981. Su defensa se caracterizó por intentar desmontar las acusaciones basándose en la supuesta manipulación psicológica de los menores.

Neus Soldevila con Emilio Rodríguez Menéndez. Guillermina Puig/La Vanguardia

Entre sus primeros y más conocidos clientes figuró Dionisio Rodríguez, más conocido como 'el Dioni,' el vigilante de seguridad que en 1989 protagonizó uno de los robos más sonados de la historia, al robar un furgón blindado con 298 millones de pesetas. El abogado logró una condena relativamente leve para su defendido —tres años y cuatro meses de prisión— en un caso que capturó la atención popular.

Asimismo, defendió a los policías implicados en la desaparición de Santiago Corella, conocido como 'El Nani'. Un caso que expuso graves irregularidades y abusos dentro del cuerpo policial, terminando con condenas de hasta 30 años para los agentes involucrados.

Su actividad no se limitó a la defensa, también ejerció la acusación popular en casos como 'Roldán', que involucró al exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán, y 'Filesa', relacionado con financiación ilegal del PSOE; y Fondos Reservados, vinculado a presuntas operaciones secretas del Estado con fondos públicos.

En 1996 se hizo con el control del diario católico Ya, en un intento por revitalizarlo. Sin embargo, su gestión estuvo marcada por la polémica: publicó un vídeo comprometido del periodista Pedro J. Ramírez, lo que le valió una condena de dos años de prisión por invasión de la privacidad.

Además, publicó una entrevista falsa con un supuesto Antonio Anglés, uno de los presuntos responsables del secuestro y asesinato de las niñas de Alcàsser, una maniobra que sembró la polémica sobre el sensacionalismo y la ética periodística.

En la esfera mediática, también defendió a Antonio David Flores, recurrente en la prensa rosa, durante su conflictiva separación de Rocío Carrasco. Este caso, que copó horas de televisión, le devolvió al foco público, consolidando su perfil como abogado ligado tanto a la justicia como al espectáculo.