La dirección que pueda tomar la mayor potencia económica mundial tras la elección de Donald Trump como 47º presidente de los Estados Unidos ha despertado cierta inquietud en los círculos económicos de todo el mundo, y las empresas vascas y vizcaínas no son ajenas a esta indudable incertidumbre.

Bizkaia mantiene una estrecha relación comercial con el mercado norteamericano. Observando los datos acumulados hasta agosto de 2024 vemos que cerca de 740 empresas del territorio exportan directamente al mercado estadounidense productos por valor de 461 millones de euros, destacando los más de 276 millones del sector de bienes de equipo y los cerca de 137 millones del de semimanufacturas. En el mismo período 1.916 empresas con sede en Bizkaia han importado bienes por valor de 267 millones de euros, destacando las partidas correspondientes a la alimentación, bebidas y tabaco (96 millones) y los bienes de equipo (80 millones). 

Mención aparte merece el comercio de productos energéticos entre ambos territorios. Por el Puerto de Bilbao, principal puerta de entrada y salida para este tipo de tráficos en Euskadi, han pasado hasta septiembre de este año 2.076.979 toneladas de productos energéticos, de los cuales más de 1,85 millones son importaciones, principalmente crudo de petróleo, gasoil y gas natural. 

De igual modo debemos tener en cuenta las afecciones que las políticas proteccionistas anunciadas por el impredecible mandatario que regresa pudieran tener en los mercados europeos, principales destinos de las exportaciones vizcaínas, y que, por lo tanto, también son motivo de preocupación para nuestras empresas.

En este sentido, lo primero que hay que señalar es que nos movemos en el terreno de las especulaciones ya que, como demostró en su anterior mandato, Trump acostumbra a hacer grandes anuncios en campaña que luego no son tan sencillos de ejecutar. Un claro ejemplo es el prometido recorte o cese del apoyo militar a Ucrania, que deberá pasar el filtro de los intereses económicos de las empresas armamentísticas estadounidenses y de las presiones políticas de los miembros del propio partido republicano. No obstante, una de las características del nuevo mandato de Trump es el distanciamiento o más bien la nueva relación con el partido republicano, partido que ha quedado enterrado y absolutamente desdibujado en el movimiento MAGA. Movimiento amorfo que responde a los designios del “llamado a sanar América”.

Dicho esto, Trump mostró inclinaciones proteccionistas en su anterior mandato y a lo largo de su campaña, por lo que es probable que pueda volver a imponer aranceles a productos europeos, lo cual dificultaría las exportaciones y afectaría a la economía de Europa, de Euskadi y de Bizkaia. Si a esto le unimos otras políticas, como la apreciación del dólar, o el incremento de las tensiones comerciales con China –como las que ya mantuvo en su primer mandato–, el mercado se verá afectado. En Euskadi, los sectores en los que mayor impacto tendrían estas medidas son la siderurgia, la automoción y el energético, pero otras exportaciones, como las de vino, también se verían afectadas por las medidas proteccionistas.

La otra cara de la moneda pudiera estar en las oportunidades que surjan para nuestras empresas. Por ejemplo, el abandono o alejamiento de las renovables por la nueva administración estadounidense pudiera situar a las empresas vascas en las oportunidades de la transición energética con mayor retorno económico y social para nuestro país, siempre y cuando este camino se haga desde la neutralidad tecnológica teniendo muy presente nuestro tejido industrial y las cadenas de valor que disponemos de altas capacidades en ingeniería y desarrollo tecnológico como ventaja competitiva clave. Paralelamente, Europa debe reivindicar y perseverar en su papel geopolítico y estratégico que ha ido perdiendo en las últimas décadas y, más concretamente, nosotros desde el eje Atlántico debemos incidir aún más si cabe para tener el lugar que se merece.

En este sentido, apoyamos la apuesta del lehendakari por desarrollar una estrategia fuerte para fortalecer el Arco Atlántico para no quedarnos fuera del mercado, en la periferia, y aspiramos a ser considerada la quinta Macrorregión de Europa.

Además, no podemos olvidar que la política de aranceles de la administración Biden tampoco ha sido positiva y, sin embargo, Estados Unidos es el tercer mercado para nuestras empresas. Hay en estos momentos 137 empresas vascas implantadas en Estados Unidos, y seguirán ahí, sin duda, pese a todo ello. 

En definitiva, debemos ser prudentes y estar atentos a los cambios, pero pase lo que pase, las empresas vascas deben seguir haciendo las cosas bien y siendo competitivas. Han demostrado que saben adaptarse a todos los mercados y salir con éxito de las dificultades.