- Desplome histórico de la industria vasca en el mes de abril, que deja la mayor caída de la producción desde que se comenzó a elaborar este indicador en 2005. El que fue el peor mes a efectos de confinamiento y parálisis económica (teniendo en cuenta que las dos primeras semanas de marzo sí fueron hábiles) deja un descenso de la producción en las fábricas vascas del 39%, cinco puntos más profundo que en abril de 2009, que hasta ahora presentaba el mayor retroceso de siempre. Caen todas las ramas de actividad encabezadas por aquellas más ligadas al transporte como automoción, material ferroviario, aeronáutica y sector naval.

Nuevos datos van arrojando luz acerca del impacto real que ha tenido la crisis sanitaria en la economía, cuyas consecuencias globales son aún difíciles de determinar. Si el martes Lanbide señalaba que en mayo el empleo dio un primer paso para salir del agujero, ayer Eustat retrocedía a abril para recordar hasta qué punto sufrieron las empresas industriales en las semanas de confinamiento más estricto.

Un bajón de actividad, en muchos casos parada total, que desde el punto de vista del empleo ha podido salvarse a través de los ERTE, al menos de momento. Así lo refrendan los números de paro de mayo, que vuelven a señalar a comercio y hostelería como sectores con mayor fuga de trabajadores. Será a partir de ahora cuando la industria vasca deberá demostrar su capacidad de conservar pedidos y retener clientes en un contexto muy complicado tanto a nivel internacional como en el Estado español, que ya ve cómo peligra la continuidad de algunas de sus grandes factorías automovilísticas.

En Euskadi, puntales como Mercedes o Michelin han reducido producción y activado un ERTE, respectivamente, y les costará volver a los niveles de actividad de los últimos años pero no han puesto en duda su continuidad en Gasteiz. La automoción supone el 12% del PIB vasco y su futuro está muy ligado al devenir del conjunto de la economía. Y los datos de Eustat sitúan a este sector como uno de los más perjudicados por el parón del coronavirus, lo que lleva a Araba a acusar el varapalo en mayor medida.

Así, el Instituto Vasco de Estadística señala al transporte como la división industrial que más baja en abril, un 65%, por delante de cauchos y plásticos, que bajan el 56%, y la metalurgia, que lo hace un 48%. En el primer caso, destaca el parón en automoción, pero también en el apartado ferroviario, que en Euskadi lidera la guipuzcoana CAF, o los sectores aeronáutico y naval, ambos también muy perjudicados por la suspensión de desplazamientos aéreos y de la actividad comercial marítima y pesquera.

En suma, bienes de equipo y bienes intermedios -los que se utilizan para elaborar el producto final- presentan descensos de la producción en abril muy próximos al 50%. El consumo, en especial los bienes no duraderos (se incluyen aquí alimentos, ropa y productos de limpieza), y la energía, dejan en cambio números mucho más suaves, lo que permite que la caída final del sector sea algo más moderada, del 39%.

Y es que las palancas industriales ligadas a ámbitos esenciales fueron decisivas para poder conservar algo de actividad en abril. Como muestra, hay que recordar por ejemplo que la planta de ArcelorMittal en Etxebarri, dedicada a la fabricación de envases para alimentación, ha podido mantenerse a pleno rendimiento durante estos meses. En cambio, otras fábricas del grupo a nivel estatal, caso de la ACB de Sestao, han tenido que parar.

Abril agrava así la caída de marzo, que fue bastante más corta. Y es que el cuarto mes del año estuvo completamente condicionado por las medidas de confinamiento que se tomaron para hacer frente a la expansión de la pandemia. Sí hubo, más allá de los segmentos esenciales, una mínima actividad en fábricas muy puntuales a partir del día 14, primer día laborable tras la Semana Santa, pero en líneas generales fue un mes en blanco. Michelin, pionera en la reapertura a nivel estatal al hacerlo en la noche del día 13, regresó a un nivel muy inferior a lo normal. Mercedes-Gasteiz, en su caso, optó por reabrir al final del mes.

Tras un inicio de año marcado por la pandemia, la industria vasca registra en los cuatro primeros meses de 2020 una bajada de la producción del 13% en relación a 2019. Una cifra preocupante sobre todo teniendo en cuenta que la demanda todavía no se ha recuperado y que el sector seguirá sumando meses en negativo, aunque probablemente no tan malos como abril.

Aunque este último batacazo no tiene precedentes, la industria vasca ha vivido momentos críticos anteriormente con varios meses consecutivos en negativo. Más allá de tropiezos puntuales, el último gran bache sería el producido en la segunda mitad de 2012 y el inicio de 2013, con una serie de datos negativos que echaban por tierra el despegue de 2010 y 2011. Antes, en 2009, la producción industrial encadenó desplomes superiores al 20% llegando en abril de ese año a caer el 34%.

Igorre.El comité de empresa de la planta Batz Araluce de Igorre que está en concurso de acreedores, reiniciará en los próximos días las movilizaciones, que se vieron suspendidas por el estado de alarma, en defensa de los derechos de sus 141 trabajadores afectados por un ERE de extinción.

Críticas. Los sindicatos lamentaron ayer que los empleados permanecen sin poder trabajar desde noviembre y sin cobrar sus nóminas desde enero, mientras que el trabajo se ha trasladado a las instalaciones del grupo Batz en la localidad vizcaina. El comité se mostró muy crítico con el administrador concursal y el Gobierno vasco.