bilbao - Las consecuencias de acabar como segundos de grupo en la fase previa de la Champions ha pasado factura a los dos equipos madrileños, a quienes el sorteo de octavos de final ha emparejado con los equipos que mandan en la reputada Premier League. Ni Atalanta ni Leipzig, que eran las posibilidades más amables. El Real Madrid se mediráe con el Manchester City, con el añadido de reencontrarse con un enemigo de época, Pep Guardiola. Al Atlético le aguarda el campeón vigente del torneo y líder destacadísimo del campeonato inglés. Valencia y Barcelona, que sí eran cabezas de serie, se las verán con el Atalanta italiano, un debutante, y el Nápoles, que a día de hoy está en plena crisis, respectivamente. Hay que tener en cuenta, también, que los octavos se disputarán en febrero y marzo, tiempo suficiente para que pueda cambiar la actual perspectiva.

El City, capricho de los Emiratos Árabes Unidos, ha ganado con el técnico catalán siete títulos domésticos en dos años, incluidas sendas ligas, y ahora el foco está puesto en la Liga de Campeones, un galardón que jamás consiguieron. Se ha convertido en el gran objetivo de esta temporada, sobre todo porque la Premier League está prácticamente imposible, con el Liverpool por encima y a catorce puntos de distancia.

En el madridismo recuerdan ahora con sumo agrado la última vez que el equipo blanco se enfrentó a los cityzens, en la ronda de semifinales de la temporada 2015/16. El Real Madrid empató (0-0) en el Etihad Stadium y ganó 1-0 en el Santiago Bernabéu. Es lo más lejos que ha llegado el City en sus incursiones europeas. En la final de Milán, el Madrid conquistó la Undécima, derrotando en la tanda de penaltis al Atlético.

Para el equipo colchonero la antigua Copa de Europa sigue siendo un anhelo inalcanzable. Tiene traza que este año tampoco. En octavos le espera el Liverpool, en estos momentos probablemente el mejor equipo del mundo, mientras el Atlético madura el proceso de transición que está experimentando con mucha dificultad. La tuvo para clasificarse en la fase de grupos y la tiene en la LaLiga Santander, donde ocupa la quinta plaza y tiene muchos problemas para meter goles.

“Será una eliminatoria difícil entre dos equipos acostumbrados a un fútbol intenso”, pronostica Jürgen Klopp, el entrenador alemán de los Reds, a quien el Wanda Metropolitano, donde se jugará el partido de ida, le trae buenos recuerdos. “Pasé una de las mejores noches de mi vida en ese estadio”, admitió ayer. No hace ni medio año que en este mismo recinto el Liverpool levantó su sexta Copa de Europa derrotando en la final al Tottenham.

Nápoles y Atalanta El Rival del Barça, el Nápoles, puede presumir de haber sido el único que ha doblegado al Liverpool en esta temporada, derrotándole por 2-0 en San Paolo y empatando 1-1 en Anfield, en la fase de grupos. Eso sí, el equipo italiano, donde juega Fernando Llorente, acabó segundo, y el sorteo de octavos le llega en plena depresión. El Nápoles ocupa la octava plaza en la Serie A, está fuera de los puestos europeos y el pasado miércoles su presidente, Aurelio de Laurentiis, destituyó a Carlo Ancelotti y contrató a Gennaro Gattuso para reconducir la deriva del equipo partenopeo.

En el Barça no pueden ocultar su satisfacción por el emparejamiento, con recuerdos hacia Maradona, que dejó el equipo azulgrana allá por 1984 para hacer historia en el Nápoles, y la consiguiente comparación con su compatriota Leo Messi.

En el Valencia también están de fiesta. Les ha tocado el que todos querían, el Atalanta, donde también han celebrado el resultado del sorteo. Tanto es así que su presidente, Antonio Percassi, lo ha calificado como un “regalo de Navidad”. “Era el que queríamos”, admitió. El equipo de Bérgamo ocupa la sexta plaza del campeonato transalpino.