Ricky Rubio ha vivido en su carnes esta semana lo peor de la NBA y es que el jugador es tratado como una mera cifra asociada a su contrato. El base de El Masnou fue traspasado de Phoenix Suns, donde fue pieza importante la pasada campaña, a Oklahoma City Thunder a cambio de Chris Paul. Esta operación no fue bien recibida por Rubio ya que le mandaba a un equipo sin aspiraciones.

Pero el jueves, en la noche del draft, el catalán pudo esbozar una sonrisa ya que, dos días después, fue incluido en otro traspaso que le devuelve a Minnesota Timberwolves, su primera franquicia en la NBA, a la que llegó hace diez años. Utah y Phoenix han sido sus otros destinos antes de volver a una ciudad en la que se encontrará con Anthony Edwards, escolta de la Universidad de Georgia, elegido el número 1.