Bilbao - Sonó la bocina y Miribilla estalló y, aunque intentó evitarlo, Álex Mumbrú acabó derramando alguna lágrima. Y es que para él, lo logrado ayer era más que un ascenso a la ACB, era “quitarme una espina que tenía clavada con el club. Fue duro, durísimo retirarme descendiendo a la Liga LEB”, reconoció el entrenador de los hombres de negro, quien ayer era un hombre feliz y muy agradecido. “Este ascenso es mérito de los jugadores, es suyo porque creyeron a muerte en este proyecto desde el minuto uno”, indicó el entrenador catalán en la sala de prensa del Bilbao Arena.

Desde ese mismo lugar se podía escuchar a la afición del Bilbao Basket, a esos que han estado a las duras y a las maduras, celebrar la vuelta a la elite de su equipo. “Se me acaban las palabras para definir a esta afición, a esta ciudad, a toda Bizkaia... Nos han estado apoyando, dando ánimos en todo momento. Este año hemos conseguido reactivar Miribilla”, se felicitaba Mumbrú. quien además de para su cuerpo técnico también tuvo palabras de reconocimiento para la directiva. “Hicieron un grandísimo esfuerzo el pasado verano para levantar este club”, recordó el entrenador que ha firmado un debut soñado en los banquillos.

La rúbrica de esa campaña de ensueño, del ascenso, llegó tras un partido “muy duro. En muy poco tiempo hemos preparado muy bien el partido y hemos sabido estar tranquilos en los momentos difíciles. Mi equipo no ha parado de trabajar a lo largo de todo el encuentro”, remarcó Mumbrú. Brown estuvo errático durante 35 minutos del encuentro, pero, finalmente, con un triple y un dos más uno, fue uno de los grandes artífices del triunfo. “Confiaba ciegamente en Jaylon. Le he dicho que no estaba jugando bien, pero que nos había sacado de muchas en esta temporada y que nos iba a sacar de ésta”, apuntó Mumbrú, quien recordó que “ahora toca celebrar el ascenso, que la gente lo disfrute porque es muy difícil ascender en un solo año”.

40 minutos de lucha A falta de 15 segundos, de la muñeca de Thomas Schreiner salió el triple, arqueado, que llevaba impreso el pasaporte a la próxima edición de la Liga ACB. El base austriaco explicó que “vine en verano ilusionado por este proyecto. La afición y la ciudad merecen estar en ACB y estoy muy feliz de haber contribuido con mi granito de arena”, señaló un Schreiner cuyo rostro irradiaba felicidad. “Ha sido un partido muy difícil en el que hemos tenido que luchar durante los 40 minutos, al igual que ha sucedido a lo largo de todo el año. Ha sido una temporada muy dura y este ascenso es fruto del trabajo realizado por todo el club”, indicó Schreiner. Desde la tarde-noche de ayer, su triple arqueado y alejadísimo ya forma parte de la historia del Bilbao Basket y es que puso el sello de ACB a un club y una afición que desde octubre se conjuraron para volver y ya están de vuelta a la elite.