OS clubes de remo no son ajenos a la crisis del coronavirus. Su actividad cesó completamente y las traineras están metidas en los hangares a la espera de poder salir de nuevo al agua y recuperar la normalidad. Es un momento de incertidumbre. El inicio de la Eusko Label Liga, de la Liga Euskotren, de la Liga ETE y de la ARC está completamente en el aire. Su arranque todavía es lejano para tomar medidas definitivas y será el transcurso de la pandemia la que dictamine si este año la competición se realiza como habitualmente, sufre alguna variación o incluso llega a cancelarse. En ese mar de dudas, los remeros no pueden permitirse el lujo de parar. El entrenamiento continúa, nadie quiere regalar nada y los domicilios se han convertido en los nuevos centros de preparación para no perder lo logrado en los duras sesiones invernales.

La cancelación de todas las actividades y el estado de alarma pilló a muchos clubes por sorpresa. De la noche a la mañana, toda la planificación saltó por los aires. "Ha sido un poco caos. Ha habido que organizar los entrenamientos de todas las categorías y, además, me tuve que poner en contacto con cada remero para diseñar el trabajo para cada caso particular, ya que algunos tenían material en casa y otros no. Estuve todo el día pegado al teléfono", recuerda Ander Zabala, remero y preparador físico de Santurtzi. La mayoría de los clubes funcionaron de la misma manera. Justo antes de irse a sus casas, los remeros recogieron ergómetros en el club y algo de material para poder adaptarse al nuevo escenario de la mejor manera posible.

Salones, terrazas, garajes, jardines€ se han convertido en lugares de entrenamiento improvisados desde que dura el estado de alarma. Cada remero se ha tenido que adaptar para poder preparar una zona en la que llevar sus sesiones diarias y, sobre todo, para meter el ergómetro, uno de los problemas a los que se han enfrentado. "Cuando le dije a mi mujer que iba a meter un ergómetro, casi me hecha de casa. Al final vivo en un piso, con tres hijos, la mujer y aquí he hecho un huequillo para meter todo", cuenta Vicente Carpintero, patrón de Kaiku. Esa situación está siendo una rutina entre los bogadores. "Te tienes que amoldar al sitio, que en mi caso es una terraza, y eso produce algo más de agobio. Se hace más largo el entrenamiento", asegura Laura Yozifek, remera de Lutxana, que reconoce que "no quiero saber lo que piensan los vecinos" debido al ruido que produce el ergómetro.

Los remeros alternan estos entrenamientos más específicos con tablas de ejercicios físico para mantener el tono muscular. Capacidad camaleónica para adaptarse a un entorno nunca visto. Es un reto para los deportistas y también para los propios entrenadores, que deben confiar en sus tripulaciones más que nunca. "No tenemos la facilidad para ver lo que entrenan, pero ya conocemos a todo el mundo y sabemos por dónde pueden ir. Tenemos que tener la confianza de que la gente hará lo que tiene que hacer", declara Juan Zunzunegui, técnico de Zierbena, que, como ocurre en muchos equipos, tiene perfiles muy diferentes a la hora de afrontar esta situación: "Los que están acostumbrados a entrenar solos no notarán tanto el cambio, pero a la gente que está menos habituada ha habido que darle unas pautas y aconsejarles que se pongan unos horarios".

El panorama es incómodo tanto para los remeros como para los entrenadores, pero desde Ondarroa sus integrantes, como Naia Badiola, tratan de sacarle el lado positivo a este nuevo modo de preparación. "Todo el mundo va a entrenar, porque es lo único que les va a hacer desconectar de esto y, encima, lo van a tener en casa. Por ejemplo, van a poder ver la televisión mientras entrenan, algo que nunca han podido hacer. Están viendo la parte positiva", apostilla Nagore Osoro, entrenadora de la trainera ondarrutarra.

Esta crisis mundial afectó a varios remeros lejos de sus domicilios. Uno de ellos fue Luis González. El gallego estaba ya viviendo en Bermeo y cuando se decretó el estado de alarma decidió volverse a su pueblo para pasar en familia la cuarentena. "Me dejaron un ergómetro y me lo traje desde Bermeo. Aquí estoy en el campo y no es lo mismo que estar en un piso, que es más limitado", declara el bogador de Urdaibai, que vive en Bealo, donde "somos cuatro habitantes y las casas están separadas cada kilómetro y medio, por lo que prácticamente estamos como siempre", añade. La que no tiene tantas facilidades es la remera de Deusto, Teresa Gutiérrez, que preparaba la temporada de verano desde Barcelona. "Aquí cerraron el club y en casa no tenía nada. Por lo que trato de hacer flexiones, abdominales, utilizar garrafas de agua, colgarme de toallas€ un entrenamiento para intentar sobrevivir", afirma la bilbaina.

Adaptar sus entrenamientos al nuevo entorno es un reto para los remeros, pero no es el único de sus problemas. Hay que aguantar las tentaciones a la hora de comer. "Lo de el peso se está llevando muy mal, son muchas horas en casa e intento no comer, pero está siendo casi imposible", reconoce Carpintero. "Es una de las cosas que peor llevo", añade González. En el remo el peso influye muchísimo y en estos días no ganar kilos es complicado. "Al estar todo el día en casa y no ir ni a trabajar ni a hacer recados, el gasto calórico es mucho menor. A eso hay que sumarle que tienes al alcance cosas que no son lo mejor para mantener el peso", detalla Zabala. Ante esta situación los remeros improvisan soluciones para acabar con esa ansiedad. "Estamos empezando a tomar tés para hincharnos y tratar de no comer tanta porquería", comenta Yozifek.

Ocurra lo que ocurra la temporada quedará marcada por estas semanas de cuarentena. Las trainerillas parece que no se celebrarán y los bateles, aunque con más opciones de disputarse, todavía están en el aire. "Era la primera vez que las juveniles tenían la posibilidad de ganar en bateles y si definitivamente se suspenden será un bajón", comenta Osoro. "Vamos a estar todos los equipos igual y estas semanas van a ser claves para la temporada", opina Carpintero. Por su parte Zunzunegui también saca algo positivo de esta situación: "Está claro que a la hora de salir al agua condicionará. Pero va a depender de cada uno y si se hace lo que hay que hacer afectará poco en lo físico e incluso a alguno le podrá afectar a mejor al tener más tiempo para entrenar".

Los remeros trabajan duro para aprovechar cada centímetro de su casa y mantener su forma física. Sin embargo también saben que el remo queda en un segundo plano a la hora de analizar la situación que se vive hoy en día. "Si realmente nos concienciamos y todos colaboramos saldremos de esta pronto, pero si hacemos la guerra por nuestra cuenta y solo miramos por nosotros mismo se va a liar seguro", concluye González.

Nuevo calendario. El remo debería estar inmerso en la liga de bateles, con los campeonatos en el horizonte y las trainerillas como siguiente etapa. Sin embargo, la crisis surgida por el coronavirus covid-19 ha provocado que el calendario programado haya tenido que ser modificado. A la espera de que los próximos acontecimientos dictaminen cuándo se reanudarán las competiciones arraunlaris y en qué condiciones se disputarán, la Federación Vizcaina de Remo ha presentado a los clubes un nuevo borrador del calendario en el que propone suspender las trainerillas y, si las autoridades lo permiten, celebrar solo las competiciones de bateles de la mejor manera posible, sin descartar retrasarla y coincidir con las ligas de traineras.

"Todo el mundo va a entrenar porque es lo único que les va a hacer desconectar de esto"

Entrenadora de Ondarroa

"Vamos a estar todos los equipos igual y estas semanas van a ser claves para la temporada"

Patrón de Kaiku

"Me puse en contacto con cada remero para diseñar el entrenamiento para cada caso"

Preparador y remero de Santurtzi

"Si realmente todos nos concienciamos y todos colaboramos, saldremos de esta pronto"

Remero de Urdaibai

"Tenemos que tener la confianza de que la gente hará lo que tiene que hacer"

Entrenador de Zierbena

"Te tienes que amoldar al sitio, que en mi caso es una terraza, y eso produce algo más de agobio"

Remera de Lutxana