bilbao - Garbiñe Muguruza y Rafa Nadal activaron el modo avión para superar la tercera ronda del Abierto de Australia y elevar sus expectativas de cara a la segunda semana del primer Grand Slam del año. Especialmente destacable fue el comportamiento de la vasco-venezolana ante Elina Svitolina, número 5 de mundo, a la que borró de la cancha en apenas una hora y siete minutos con un contundente 6-1 y 6-2 para igualar el resultado que logró el año pasado en Melbourne. La ucraniana es una jugadora correosa, pero en los grandes siempre ha cedido ante Muguruza, que ayer jugó uno de los mejores encuentros de su carrera. "Ha sido el mejor partido de no sé cuántos", concedió ella.

La de Caracas salió decidida a tomar la iniciativa y a pegar todos los palos que hiciera falta. "He podido frenarla y llevar el partido a lo que me interesaba", explicó después. Garbiñe Muguruza tuvo el choque siempre bajo control porque firmó 31 golpes ganadores, a una media de dos por juego, logró 14 puntos en 16 aproximaciones a la red y solo cedió bolas de rotura de su saque en el 15-40 cuando ya ganaba por 6-1 y 5-2. Su actuación fue impecable ya que no dio ninguna opción a Svitolina. Ahora la espera en octavos de final la holandesa Kike Bertens, novena del mundo y de un perfil similar al de su víctima de ayer. "Cuanto más juegue contra este tipo de jugadoras mejor sabré en qué punto me encuentro", comentó Muguruza, que sin embargo no quiso extenderse a valorar su momento de juego: "Cuando las cosas van bien no hay que pensar demasiado".

En el cuadro femenino, la sorpresa de ayer fue la eliminación de Karolina Pliskova ante Anastasija Pavlyuchenkova por 7-6 y 7-6. La rusa, a la que ahora dirige Sam Sumyk, exentrenador de Muguruza logró su primera victoria ante la checa, que sigue sin demostrar su nivel en los Grand Slams. En este lado del cuadro, tras la derrota de Belinda Bencic ante Annet Kontaveit, las jugadoras a tener en cuenta son Simona Halep y Angelique Kerber, dos ganadoras de Grand Slam.

sin piedad En el cuadro masculino, Rafa Nadal sometió a Pablo Carreño en su mejor partido del torneo "y eso es una señal muy positiva": 6-1, 6-2 y 6-4. El de Manacor lleva cuatro años sin perder ante otro jugador español y tampoco el asturiano logró que se apiadara de él, por muy amigos que sean. Nadal solo cedió cinco puntos con su servicio en los dos primeros sets y con esa ventaja pudo manejar el final y evitar un desgaste mayor. Acabó con 42 golpes ganadores, solo nueve errores no forzados y sin ceder un sola bola de rotura. "He vuelto a jugar al nivel que lo venía haciendo tiempo atrás", resumió el número 1 de mundo, al que en octavos de final le espera Nick Kyrgios en un partido cargado de alicientes.

El australiano es el único jugador local que queda en el torneo y ayer necesitó llegar al tie-break del quinto set para deshacerse de Karen Khachanov (6-2, 7-6, 6-7, 6-7 y 7-6) tras casi cuatro horas y media después de perder bolas de partido en el tercer y el cuarto set. Ya se sabe que entre Nadal y Kyrgios hay una relación de amor-odio y han tenido algunos encontronazos verbales, aunque ambos reconocen la calidad del otro. La última vez que se enfrentaron, en Wimbledon, ganó el balear con claridad, aunque el díscolo tenista de Canberra es capaz de todo, más con el público a su favor.

En el resto de la jornada, no hubo sorpresas y avanzaron sin demasiados problemas Daniil Medvedev, Alexander Zverev, Dominik Thiem y Gael Monfils. Destacó el triunfo de Andrei Rublev ante David Goffin que confirma el buen estado de forma del joven ruso, que aún no ha perdido este año.