La sala cuatro del bilbaino Museo de Bellas Artes esta en penumbra. En su centro una pantalla de grandes dimensiones proyecta un filme, El Trayecto. Una serie de personajes interactúan entre sí, se mueven por el espacio y lo exploran. Han sido grabados por un prototipo de vehículo automatizado, sin conductor. Su sistema de inteligencia artificial (IA) genera una serie de iconos y símbolos que ofrecen al espectador información sobre quiénes son y qué hacen. Si beben, un símbolo verde que reza "drink" aparece en pantalla. Cuando alguien se introduce en la trama por primera vez, se despliega una suerte de ficha con sus datos biográficos más relevantes.
A grandes rasgos, en esto consiste una de las dos proyecciones –la otra se titula The Track– que la artista visual catalana Mabel Palacín ha presentado este martes en la pinacoteca bilbaina. Ha estado acompañada de Miriam Alzuri, conservadora de Arte Moderno y Contemporáneo, y Laura Poderoso, subdirectora de la Fundación BBVA, entidad que ha becado la producción de Palacín en el marco del programa Multiverso; que tiene por objetivo impulsar la creación y la difusión del videoarte y el arte digital. Ambas grabaciones –El Trayecto y The Track– podrán visitarse en la sala cuatro del Museo desde este mismo 18 de julio hasta el próximo 17 de septiembre.
La confirmación de lo real a través de la IA
La obra de Palacín es el resultado del análisis en torno a las transformaciones que la explosión digital ha provocado en la forma de ver el mundo que tienen los seres humanos. Uno de sus síntomas más evidentes, según la creadora, es la necesidad constante de comprobar la realidad. “La realidad es menor si no está confirmada. Es decir, empezamos a no creer en ella si no hay una confirmación”, ha expuesto. Y sobre este concepto, precisamente, se articula la primera de las dos piezas, en la que la inteligencia artificial aporta información gráfica y textual de manera constante sobre lo que el espectador ya está viendo en pantalla.
Asimismo, la creadora catalana reconoce el impacto visual de los videojuegos en esta primera obra. “Algo tiene que ver con Los Sims –sobre las cabezas de los actores hay unos símbolos hexagonales, muy similares a los que lucen los sujetos de la afamada serie de videojuegos de simulación social–, hay una manera de ver el mundo que pasa por los videojuegos; hay una manera de entender el paisaje que está muy afectada por eso.”.
The Track: abstracción y computación
Por otro lado, en The Track desaparecen las imágenes. Sólo existe la gráfica. Aparece, así, un mundo abstracto que despliega un mundo en el que la realidad es real porque puede ser medida a través de la computación, de un ordenador. De acuerdo con Palacín, "la realidad nos parece incompleta una vez que nos habituamos a su constante reafirmación". Es en este contexto donde la imagen gráfica cobra un peso mayor que las imágenes de cámara, "que no podrían ya representar lo que consideramos real".