Nada es estable. Todo cambia, muta y se transforma. El mundo avanza, y el arte avanza con él. Sin embargo, los cambios suelen ser recibidos con recelo por aquellos que los enfrentan. Por ejemplo, cuando a mediados del siglo XIX se inventó la fotografía, muchos artistas –pintores, en su mayoría– no acogieron con agrado el nuevo ingenio. Ahora, casi doscientos años después, los creadores contemporáneos perciben de esta misma manera la irrupción de la inteligencia artificial (IA) en los procesos de creación artística. Sobre esto, precisamente, habló esta semana la artista, docente e investigadora catalana Pilar Rosado Rodrigo con DEIA antes de su ponencia en las jornadas sobre prácticas y pensamientos artísticos en el contexto digital. Organizadas por la red GizArte, se celebran en las aulas de la experiencia de la UPV/EHU. Comenzaron este lunes y se dilatarán hasta el día 14.

En primer lugar, ¿cómo están incidiendo las inteligencias artificiales en los procesos de creación artística?

Gracias a las nuevas herramientas, la inteligencia artificial está llegando al público general; pero se llevan haciendo cosas desde el año 2010. Ahora hay un poco de locura, porque parece que todo el mundo puede crear si sabe escribir. Entonces, las IA están revolucionando el contexto creativo y, con ellas, se están explorando nuevas vías. Eso sí, en algunos aspectos se está yendo hacia atrás. Sólo nos fijamos en el aspecto más formal de las obras cuando el arte ya estaba en un punto mucho más conceptual. En definitiva, estamos en un momento exploratorio. 

Entiendo, entonces, que este es un mundo todavía en construcción. ¿Hacia dónde se está direccionando?, ¿qué interrogantes plantea la IA en la creación artística? 

Parece que el interrogante que se propone es que los seres humanos vamos a ser sustituidos por las inteligencias artificiales. No es mi opinión. En primer lugar, creo que estos algoritmos emulan nuestros procesos perceptivos. Es decir, son una herramienta a través de la cual podemos entender cómo percibimos. Por otro lado, también me parece muy interesante el proceso de co-creación con la máquina. Esto es, cómo estos algoritmos estimulan al creador humano al proponer un punto de vista distinto al suyo. Todo esto es muy interesante para promover nuevas ideas. 

Al hilo de su respuesta, ¿qué oportunidades abren las inteligencias artificiales en este contexto? ¿Y cuáles son las complejidades que presentan? 

Los artistas están especialmente entrenados para mirar. Para poner a punto estos algoritmos y explotarlos al límite, es necesaria la mirada del artista. El ingenio de la computación sabe hacer muchas cosas, pero los resultados hay que evaluarlos con la mirada. En cuanto a las complejidades, hay que remarcar que estos algoritmos son muy sofisticados y el problema surge cuando el artista se queda en un mero ejecutor de intros. Por eso, sería interesante que participe en su diseño en equipos multidisciplinares y que no se limite a ser un usuario más. Y creo que éste es uno de los retos más difíciles que vamos a tener que abordar. 

"El producto final dentro de unos años va a ser el de las inteligencias múltiples"

Dice que las obras producidas por IA “están creando una nueva cultura visual”. ¿Dónde hunde sus raíces esta nueva tendencia? 

Estos nuevos imaginarios están produciendo nuevas formas de ver y de apreciar imágenes. Los algoritmos, intentado emular nuestros sistemas perceptivos, ven de otra forma; aunque todavía son imperfectos. Producen imágenes, textos o música, pero lo hacen de manera estanca. Un solo ser humano puede producir todas estas cosas porque su inteligencia es múltiple. En definitiva, estos algoritmos, individualmente, tienen su origen en el funcionamiento de nuestro sistema neuronal. Así, el producto final dentro de unos años va a ser el de las inteligencias múltiples. 

También subraya que le “resultan de especial interés” las obras creadas por inteligencia artificial que dialogan con el pasado. ¿Cómo se produce este diálogo entre el pasado y el presente del arte?

La historia del arte tiene un rumbo y unos hitos que se han ido superando según han ido apareciendo nuevas propuestas. La inteligencia artificial tiene que dialogar con ese recorrido, no aparecer de repente y seguir por un camino alejado de los usos artísticos. Esto ocurre porque muchas veces estas herramientas sofisticadas son utilizadas por ingenieros. Ellos crean, pero no tienen una formación artística. Y por eso hay que buscar cómo introducir estos modelos en esta formación, para que pueda surgir un diálogo entre la ingeniería y los procesos creativos que se fundamente en la historia del arte.

¿Puede que este diálogo le suscite tanto interés porque, además de artista, es también bióloga y conoce el mundo de la ciencia? 

Durante un tiempo también estuve programando, y la visión por computador aúna todos estos ámbitos. Quizá tengo esta visión por mi formación pluridisciplinar. Un ingeniero, que no tiene destreza artística, puede emocionarse con cosas que no tienen mucho interés para el arte. Ya no sólo se buscan imágenes bonitas, sino conceptos nuevos. 

"Una referente a la que admiro mucho, Margaret Boden, dice que la inteligencia artificial es como un hacha que puede ser utilizada para hacer el bien o el mal"

Ya me ha adelantado dónde se posiciona en el debate sobre si las IA despojan al arte de su humanidad o no. Ahora, ¿podría desarrollar más su opinión? 

Parecía que la cámara de fotos también iba a despojarnos de la humanidad de la pintura. Y no fue así, y tampoco creo que vaya a ser así en esta ocasión. Una referente a la que admiro mucho, Margaret Boden, dice que la inteligencia artificial es como un hacha que puede ser utilizada para hacer el bien o el mal. En este sentido, tenemos un trabajo por delante a nivel individual, sobre el uso que se puede, y no se puede, hacer de estas herramientas; y otro a nivel colectivo, centrado en generar un marco legal que regule el uso y la difusión de las obras creadas por inteligencia artificial. 

¿Y siempre ha pasado esto en el mundo del arte? Es decir, ¿siempre se han recibido los cambios, las innovaciones con tanto miedo?

Aunque siempre haya habido personas en la vanguardia transformando las cosas, en general, la mayoría de los seres humanos tenemos miedo al cambio. Es un mecanismo de protección. Lo cierto es que estas nuevas tecnologías requieren de un esfuerzo de adaptación por nuestra parte y hay seres humanos que prefieren la estabilidad. Pero la estabilidad es una ilusión. Nada es estable y todo cambia. 

¿Puede que las obras que permanezcan en la memoria visual colectiva de dentro de un siglo hayan sido producidas en ese marco de cooperación entre lo humano y lo digital? 

Seguro. En el momento en el que estamos la memoria colectiva es tan enorme que para entenderla y para abracarla tenemos que hacer uso de estas herramientas. Ahora, como colectivo, generamos tal cantidad de información que no somos capaces de procesarla. Es imposible, ni siquiera una persona en su casa es capaz de ver todas las imágenes que posee. La inteligencia artificial, sin embargo, nos ayuda a entenderlas en su conjunto. Yo no entiendo el futuro de nuestra memoria sin herramientas que nos ayuden a ordenarla. Estaríamos perdidos.