Aquella legendaria gira del San Lorenzo de Almagro por Europa dejó huella. El mundo del fútbol de la época habló de ella como un tiempo de cambios y en su honor cupieron la alabanza del pase corto y la recomendación de que se implantase el famoso sistema WM. El gran San Lorenzo jugó en San Mamés en un partido memorable al que llegó con gran fama. Con su juego de precisión a la media hora la afición rojiblanca exclamaba su veredicto: “¡Pero si juegan todos como Panizo!”. El gran Panizo, el hombre de precisión en un Athletic guerrillero. Aquel partido acabó con un 3-3 inolvidable.

No fue el único partido que el San Lorenzo de Almagro jugó en estas tierras. El campo de Santa Bárbara –patrona de los explosivos– en Galdakao fue una cita obligada en cuanto que el capitán del San Lorenzo, Ángel Zubieta, es hijo del pueblo. Zubieta Redondo jugó muy joven en el Athletic, pero su carrera se vio frenada por la Guerra Civil. Participó en la Selección de Euzkadi para recaudar fondos para los refugiados y realizar una labor de propaganda en favor de la República. La selección tuvo que marchar a América y en esa gira Zubieta fichó por el San Lorenzo. Bilbao había caído al bando nacional y Ángel no quiso volver, aprovechando una oferta que le levó de México a Argentina. El vizcaino era el capitán cuando ganó la liga argentina en 1946 ante Newell’s Old Boys, en el partido más corto del fútbol argentino porque ambas aficiones se lanzaron a pegar al árbitro. En Galdakao fue aclamado sin cesar durante aquel partido... ¡Cómo no!

Cuentan las crónicas más viejas que Ángel Zubieta nació en la misma fábrica de La Dinamita. No en vano, el padre de Zubieta era jefe de sección en la fábrica de explosivos Riotinto de Galdakao, la afamada La Dinamita. Con todo lo suyo fue el fútbol y de muy temprano. En sus inicios, dicen, jugó como portero, cosa que venía dada por su altura. Luego lo hizo en el equipo de su pueblo natal. Pero Zubieta se cansó de que no le llegaran balones hasta su demarcación y pasó a ser jugador de campo. Para los 15 años ya estaba en la plantilla del Athletic. En la temporada 35-36 juega como titular 21 partidos de Liga, marcando dos tantos. Compartía camiseta con los leones Gorostiza, Blasco, Oceja, Bata o Iraragorri, su futuro en el fútbol y los datos hablan maravillas de él. Fue una celebridad de su tiempo por varios motivos. El primero de ellos, por ser el jugador más joven en debutar en la selección española (17 años y 284 días), récord que le ha quitado Gavi hace no mucho. Además, Zubieta ostenta el récord de tiempo transcurrido entre su debut en la Liga de España y su último partido en la misma. Entre esas dos fechas transcurrieron 20 años, 2 meses y 6 días.

Volvamos a Argentina, donde dejó huella. Allá en el barrio bonaerense de Boedo, donde está el Gasómetro (Wembley de boedo), primer campo argentino en instalar luz artificial y donde la Gloriosa Butteler alienta al grito de “Dale Matador”, allí triunfó Ángel Zubieta como pocos. En el barrio aún pueden verse murales con su rostro.

Uno de los gritos silenciosos contra la represión fue ver a Zubieta en el NO-DO abrazando a su madre en Barajas al inicio de aquella gira de la que les hablaba al comienzo después de llevar diez años sin verla. Quien le había dado la vida y su hermana lloraban a pie de pista y alimentaban su deseo de volver, algo que se concretó en 1953. Hizo carrera en la Liga y llegó a entrenar al Athletic aunque volvió a América Latina. Los teletipos fechados en Buenos Aires los días en los que se le iba la vida a Ángel Zubieta hablaban de que padecía una Esclerosis Lateral Amiotrófica. Decían que era un gran fumador, decían que era un gran futbolista.