Tiene el bebop un algo que ablanda las cervicales y que resulta contagioso. Así que arrancó el concierto de Pablo Maza Quartet a eso de las siete y cinco de la tarde de ayer y se le empezó a bambolear la cabeza de lado a lado al personal congregado en la zona cercana al quiosco del Parque de Doña Casilda.
El programa municipal Un verano de cine había dispuesto sus 150 sillas, el escenario y la pantalla gigante entre el área de juegos infantiles y las canchas de baloncesto. En ese tránsito entre la Gran Vía y la Plaza de Euskadi a través del Parque. Y la gente se quedaba al escuchar la virguerías de la guitarra de Pablo Alvear, el órgano de David Cid, la batería de Eneko Artea y, sobre todo, el saxo de Pablo Maza. Lo que suena a Don Cherry o Thelonious Monk tiene una fuerza similar a la gravedad. Es invisible. Pero atrae.
El bamboleo de las cabezas, al principio casi imperceptible, fue ganando amplitud, se extendió a manos y pies. Se fue contagiando.
Cuando no quedaron sillas libres, incluso antes, se fue generando un bamboleante semicírculo de grupitos en pie, parejas sentadas bajo los árboles y personal apoyado en cualquier saliente o pieza de mobiliario urbano. Hasta los peques, debutantes del bebop, bailoteaban.
Había quien se acercó con conocimiento de causa. Y quien se traía un pedazo de cartón para colocar sobre el asiento. Y también quien se daba de bruces con la sorpresa de un buen concierto de jazz. Al que, además, seguía una película multipremiada que compitió por los Oscar, como es el caso del largometraje de animación Robot dreams, escrita y dirigida por el bilbaino Pablo Berger. Un planazo, así de repente.
Permanecía de pie en un lateral la subdirectora de Programación Cultural del ayuntamiento de Bilbao, Amaia Domingo, junto la responsable de Programación, Amaia Agirrezabal, y su colaborador Eugenio Puerto.
En una de las primeras filas, con Jone Calvo, Juana Esparza, conocida como DJ Puñales, que en unos días actuará en La Perrera.
Disfrutó del concierto la pontevedresa Esmeralda Outes con sus hijos Pablo Galego y Andrea, estudiante de enfermería que está realizando el EIR en el Hospital de Cruces. Esmeralda estará de vuelta en Pontevedra para el día 4, que es la fecha de inició de la XXXI edición de su Festival Internacional de Jazz y Blues.
Daniel Ferrera, de Hinojosa del Valle, y Estrella Verneja, de Ribera del Fresno, ambas localidades de Badajoz, se encuentran en Bilbao visitando a un amigo. Se tropezaron con el concierto. Y se quedaron. Les está encantando la ciudad. Aseguran que volverán. Como MacArthur.
A Alicia Uriel, Conce Márquez y María Muro, que se acercaron desde Artziniega, también les sorprendió el bebop en su paseo por Doña Casilda. Y no se pudieron resistir.
Nerea Ugarte, que trabaja en el café El Despertar, en el chaflán de las calles Torrecilla del Leal y Tres Peces de Madrid, local que la familia Ruiz ha convertido en referencia del jazz desde hace más de cuarenta años, seguía el concierto con Eva Muñoz, Nerea Romero y otras amigas de la villa y corte.
Con el cielo nublado, las ramas goteando, el suelo mojado y los parterres cubiertos de hojas secas recién caídas, parecía que también el otoño había venido ayer a pasar sus vacaciones de verano a Bilbao.
Esperemos que el otoño no se quede mucho. Porque Un verano de cine sigue. El 6 de agosto en La Perrera de Basurto con el concierto de DJ Puñales y la proyección de Bohemian Rapsody. Y el jueves 7 de agosto en la plaza de Ugarte de Otxarkoaga, con el concierto de Carlos Velasco & Hugo Silveira, seguido por la película Llenos de gracia.
Y, para que el cine de verano se grabe en la memoria, resultan imprescindibles la noche, el calor y unas polillas dando vueltas a la lámpara de la farola más cercana. l