N hombre cubierto por la manta de la sabiduría como Tenzin Gyatso, el decimocuarto dalái lama, líder espiritual del Tíbet, lo dijo con claridad meridiana: "Cuando hablas, solo repites lo que ya sabes; pero cuando escuchas quizás aprendas algo nuevo". Desconozco si Eugenio Ibarzabal acostumbra a sumergirse en estas lecturas orientales -intuyo que sí, pero no lo sé...- pero sí es cierto que defiende el noble arte de la escucha. Ayer lo repitió una y otra vez, en la intimidad de la distancia corta y a viva voz cuando explicó en público el libro titulado El marido de la inglesa que vivía en la casa del danés, una obra que se sujeta en una bella historia apoyándose en un canto a la escucha, práctica cada día más en desuso, con lo que ello conlleva de pérdida. El marido de la inglesa es el propio Eugenio y la inglesa es Sarah Line, su compañera de vida. ¿La casa del danés? Una edificación ubicada en Obanos, una población enclavada en el Camino Francés, entre Pamplona y Casalarreina, donde la llevaron desde las tierras nórdicas. "La casa del danés", la llamaban, recuerda Eugenio. Habla Eugenio del ventanal del edificio, de la belleza del pueblo, de la atracción que sintió. Cuenta una bella historia intercalada con un canto a la escucha, una defensa prieta de esa costumbre a medio perder.

En verdad Eugenio explicaba, en los corrillos previos a la presentación del libro, que tuvo lugar en la librería Elkar de Licenciado Poza, que "hoy en día casi nadie escucha" y él mismo confesaba que, con una vida tan dispar y variada como la suya ?-economista, periodista, político, consultor y escritor entre otros oficios varios...- se ha visto en la necesidad de "escuhar por obligación". Es ahí donde encontró el placer de la escucha. "Con ella se consigue todo, es una manera de aprender. Diría, incluso, que es una manera de seducir. En el fondo", sentencia, "se trata de ver lo que no se ve".

A groso modo esa fue la explicación que daba a Eugenio a la espera de que llegase la hora y un poco antes que ésta la persona encomendada a hacer la presentación del libro, un viejo amigo, Eduardo Anitua, un referente internacional en la odontología. "Está entre los 50 profesionales más punteros en su sector", dijo Eugenio con un guiño cómico en el arranque. "Es raro que tenga que presentar al presentador", puntualizó mientras agradecía a las amistades que han leído el borrador y amistades que ayer se acercaron a la presentación.

"Eugenio es un gran conversador y una gran escuchante". Esas fueron las primeras palabras de Eduardo. "Tiene una gran curiosidad y siente una necesidad por contar historias. Por eso las escucha". Y así, poco a poco, fue desgranándose el libro. Lo ecribió a vuelapluma en apenas un mes, el pasado septiembre, y ha ido puliéndolo con un poco más de paciencia. Se trata de una reflexión sobre el arte de escuchar. El escritor y conferenciante se sirve de vivencias y anécdotas, y de su dilatada experiencia como entrevistador, para ofrecer algunas de las claves de lo que constituye una buena conversación. No digamos más.

Lo que sí puede decirse es quienes acompañaron a las dos voces cantantes. Sarah, la inglesa, llevaba un ramo en la mano. Y con afecto fueron acercándose a la cita el consejero Bingen Zupiria, Pasquale Forenza, Aintzane Torre, Alazne Etxebarria, Aitor Lauzirika, Jon Bilbao, Iratxe Ezquibela, Isabel Prados, José María Makua, Sara García, Karmelo Bibanko, Ana Santacruz, Patxi Santiago, Josu Basozabal, Ander Mendiri, Pedro Luis Emparanza, Juan Liedo, Marta Martínez, Rafa Agirre, Iñaki Barrenetxea, Alberto Letona, Angelines Ibarra y Gonzalo San Antonio entre otros. Como si los presentes quisieran tributarle un sentido homenaje, todos ellos les escucharon con atención e interés a las dos voces cantantes de la tarde. Fue un hermoso gesto para el remate de la tarde.

Eugenio Ibarzabal lleva su último libro, 'El marido de la inglesa que vivía en la casa del danés', a la librería Elkar de Licenciado Poza

El odontólogo de referencia mundial, Eduardo Anitua, fue el encargado de presentar ?el libro de Eugenio