Bilbao - No cabe duda de que Santo Tomás es una de las fiestas que más gente concentra en el corazón de la capital vizcaina. Marca el inicio de la Navidad y a muchos visitantes les sorprende el continuo trasiego de personas que, en la septuagesimosegunda edición de esta celebración, llenaron como nunca El Arenal bilbaino y puntos cercanos como la Plaza Nueva de todo el sabor del medio rural vasco.

La fiesta comenzó con la apertura de los 248 puestos a primera hora de la mañana en una jornada que madrugó con temperaturas inusuales para esta época y con la lluvia que, aunque llegó a primera hora de la tarde, no aguó el jolgorio. Las actividades programadas por Bilboko Konpartsak también siguieron su curso y animaron, un año más, el día grande del sector primario de Bizkaia, en el mercado de Santo Tomás, incluyendo novedades a su programa, pensando en todos los públicos como lo hacen también en Aste Nagusia.

A las 11.00 horas los comparseros abrieron su txosna, ubicada junto a la iglesia de San Nicolás, y una hora más tarde inauguraron su programa con la novedad de este año dedicada a los más pequeños: Klownmunikatua fest!, de la mano de las payasas Txuski eta Purruski que provocaron las carcajadas de los allí presentes con su atrevida actuación y que consiguieron que en ningún momento les quitasen el ojo.

"Está siendo muy divertido porque este año Santo Tomás ha caído en sábado y como los niños no tienen clase pueden disfrutar también de este día y si es con este número, mucho mejor. Nos ha parecido una muy buena idea programar una actividad así", dijeron Aroa Villar y Erlantz, que tras años disfrutando de esta festividad hasta altas horas de la madrugada, ahora la viven de día junto a su hija, Malena. "Hay que amoldarse a cualquier plan para que ellos también se lo pasen bien y no se aburran", prosiguieron.

A la misma hora se celebraba el certamen gastronómico que solo con el olor a alubias alimentaba a los curiosos que se asomaban para ver lo que habían cocinado las comparsas de Bilbao para todos ellos. Más de treinta kilos de este plato fueron repartidos a 3 euros. Tampoco pasaron desapercibidos los dos cerdos que cocinó el chef y maestro de asado, Karlos Ibarrondo. "¡Qué bien huele y lo rico que estará todo!", se escuchaba entre el bullicio.

Las actividades programadas por Bilboko Konpartsak corrieron a cargo de Haizea Arriola y Ainhoa Rivero, a las que no se les escapó ningún detalle. "Como cada año, desde Bilboko Konpartsak, hemos querido llenar las mesas de productos locales. Esperamos que sea una buena edición y que disfrutemos de la fiesta de manera sana y sin agresiones", dijeron. Ayer ambas vieron que todo el trabajo realizado daba sus frutos y que todo el mundo disfrutaba con cada actividad.

Lo que tampoco faltó fue la música y mucho menos los bertsos. Los bertsolaris Enare Muniategi, Maite Sarasola, Mikel Aiartzaguena y Oihana Bartra fueron los protagonistas de esta actividad. Una hora más tarde, todo el mundo movió las caderas en la dantza-plaza con el acompañamiento de Bihotz Alai Dantza Taldea y por la tarde fue el turno de la txalaparta a cargo del grupo Ekaitxa. La romería de Luhartz también hizo bailar a los que disfrutaban de la fiesta en dos pases. Mientras tanto, Bilbo Kantari pregonó sus canciones cuando ya se agotaba el día.

Productos locales Como en ediciones anteriores, Bilboko Konpartsak ofreció productos locales de calidad, tanto en su txosna como en otros puntos siguiendo la filosofía del slow food y de kilómetro cero. "Nos ponemos en contacto con diferentes cooperativas para conseguir productos de calidad y locales", apuntaron Arriola y Rivero. Además, con lo que recaudaron en el gastronómico y con la venta de calendarios en su txosna, todo el dinero irá destinado a la iniciativa Kidekoop de Bilbao La Vieja, por su defensa del sector primario y a la soberanía alimentaria.

Durante todo el día y en diferentes zonas de Bilbao, los baserritarras también pusieron a la venta su mejor género, desde quesos hasta hortalizas, entre otras muchas cosas. Y aunque el talo brilló como nunca, el resto de productos tuvieron también su importancia en una fiesta popular en la que prima también la inclusión y la diversión.