PARA entender cuáles son las necesidades que una persona con discapacidad auditiva, sensorial, intelectual o de movilidad se puede encontrar a la hora de realizar un trámite municipal, no hay nada mejor que acercarse a su propia realidad. Por unos minutos deberíamos realizar el ejercicio de cubrirnos los ojos, taparnos los oídos o imaginarnos en una silla de ruedas... No es fácil, pero sí es necesario ponerse en su pellejo. La accesibilidad universal es primordial y por eso desde el Consistorio bilbaino llevan tiempo trabajando en la formación de su personal municipal. 300 personas, la mitad de la Policía Municipal, participarán en los cursos para mejorar la atención a usuarios con discapacidad funcional. “Nunca hay una mala intención. La mayor parte de las veces es fruto del desconocimiento, pero es fundamental dar pasos para que todo el personal se forme y así todas las personas cuenten con las mismas oportunidades a la hora de ser atendidas”, dijo Enar Pascual, organizadora del curso. Ella es sorda y sabe cuáles son esas cosas que a veces no se hacen bien y que se pueden mejorar: “No hay un sordo igual, como tampoco hay un ciego igual. Cada persona tiene unas necesidades diferentes. Lo primordial es quitar el miedo y ser respetuosos. Lo primero que se tiende a hacer es a ayudar y el primer paso que hay que hacer es preguntar lo que necesita. En mi caso, necesito leer en los labios lo que me están diciendo y después me tienen que dejar tiempo para leer el formulario que debo rellenar, por ejemplo. Las dos cosas a la vez no las puedo hacer”, explicó. En el caso de los ciegos es diferente. Inma Arrieta, Arantza Uliarte y Santiago Ruiz son personas con discapacidades visuales que pertenecen a la asociación Retina Bizkaia Begisare y que ayer contaron su realidad en el encuentro que se desarrolló en el edificio La Bolsa de Bilbao. Una decena de empleados municipales, cuyo trabajo tiene relación directa con usuarios, escucharon de su boca cuáles son las pautas que hay que tener en cuenta para dar un servicio a un ciego. “Las personas que nos tienen que ayudar se tienen que relajar, no pueden ponerse nerviosas, ni tener miedo. La naturalidad es fundamental y simplemente es aplicar el sentido común”, dijo Arrieta.

A través de unas gafas que simulan las diferentes discapacidades visuales, las personas que participaron en el curso pudieron conocer las realidades que vive este colectivo. Pusieron sobre la mesa las distintas patologías que existen y de qué manera pueden ayudar a este colectivo aquellas personas que están cara al público. “La ceguera es un mundo muy amplio. Algunos solo ven por un agujero en el centro y, otros, en cambio, tienen una visión de la periferia. La clave es preguntar cómo se puede ayudar antes de meter la pata. Porque muchas veces con la buena intención de querer ayudar consigues todo lo contrario”, aseguraron Uliarte y Ruiz.

Durante este año están previstas ocho sesiones para el personal del Ayuntamiento y tres para personal de empresas municipales. El Ayuntamiento de Bilbao cuenta con un plan de formación para conseguir la accesibilidad desde los distintos frentes... Iniciaron el plan con la lectura fácil transformando documentos municipales para que su lectura sea más sencilla. “Nos dimos cuenta de que, junto con adaptar ascensores y zonas para facilitar la movilidad de las personas era necesario mejorar la formación de quienes trabajan en puestos cara al público. En general se hace bien, pero muchas veces no se sabe cómo actuar. Nadie nacemos sabiendo”, dijo la directora del gabinete de calidad y evaluación, Amagoia Ibarrondo. Por eso, su departamento pretende que a través de estos cursos el personal municipal cuente con herramientas que sirvan para atender mejor a personas con discapacidad funcional.

Tratarles de igual a igual Este curso ha sido un éxito en participación por su contenido y por las aportaciones que ofrecen los protagonistas. Amaia Abadiano trabaja en el Área de Obras y Servicios, de rehabilitación urbana y espacio público. “Este curso me parece muy interesante. En muchas ocasiones nos encontramos con personas con diversidad funcional y no sabemos cómo atenderles. Estoy aprendiendo mucho. Me ha quedado claro que lo más importante a la hora de ayudar es preguntar y saber lo que necesitan”, destacó. El primer impulso cuando llega una persona en silla de ruedas es levantarse, pero esa no es la forma de ayudarles: “Hay que tratarles de igual a igual, sin agobiarles. Lo más enriquecedor es conocer esas necesidades de boca de personas con diferentes necesidades”.

Erlantz Bilbao expuso las dificultades con las que se encuentra una persona con discapacidad física; Irene Bragado, sobre la discapacidad de desarrollo, y Mikel Martija, sobre el síndrome de Down. “Solo pido que me traten como uno más. Yo soy autónomo. Es fundamental que el Ayuntamiento impulse cursos así porque es una manera de acercar las diferentes realidades al personal municipal. Nos ayuda mucho”, destacó Martija. Erlantz se mueve en silla de ruedas. “Lo primordial es tratar a todas las personas con respeto. A partir de ahí hay que conocer la realidad de cada uno, saber cuales son las necesidades y sus capacidades, porque también las tenemos”, concluyó.