Será más que un simple lavado de cara. Esta vez, el cementerio de Bilbao -en terrenos extramuros de la villa- será sometido a un profundo ejercicio de transformación que repercutirá más en el terreno emocional que en las propias instalaciones que se extienden entre Derio y Zamudio. Alguna piedra habrá que mover, efectivamente, pero la metamorfosis que se plantea para el camposanto tiene más que ver con adaptarlo a las nuevas realidades que dibujan este botxo del siglo XXI.
Así las cosas, el Ayuntamiento de Bilbao ha abierto el proceso participativo -alegaciones, reclamaciones, sugerencias- para poder definir en los meses venideros qué nuevos servicios deberían ser integrados en el cementerio. Las propuestas lanzadas desde la administración municipal son claras y buscan dar respuesta, precisamente, a ese Bilbao cosmopolita y diverso siempre en evolución. El nuevo reglamento interno fijará el ‘modus operandi’ del cementerio y pone el foco en el presente, pero deja la puerta abierta a ese futuro incierto y cambiante en los usos y costumbres del ser humano.
De este modo se pretenden corregir carencias detectadas y actualizar las funciones del cementerio. Por ejemplo, mejorando la disponibilidad de espacios y horarios para poder atender al auge de las cremaciones. Otros de los déficits identificados en estos últimos años (el anterior reglamento es de 2012) tiene que ver con la posibilidad de ofrecer servicios funerarios relativos a los animales de compañía y la reserva de espacios destinados a entierros de colectivos religiosos.
Sensibilidad y atención
Además, desde el Ayuntamiento de Bilbao se han propuesto reforzar todo cuanto tenga que ver con el duelo y el tratamiento sensible de la muerte perinatal, o el acompañamiento y atención integral a las familias mediante una red de colaboración con entidades especializadas, han apuntado fuentes municipales. “Con estas mejoras, Bilbao no solo moderniza sus cementerios, sino que consolida su compromiso con el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas, ofreciendo espacios de memoria y recuerdo que son dignos, eficientes y profundamente humanos”, ha subrayado Álvaro Pérez, concejal de Salud y Consumo.
De este modo, Bilbao Zerbitzuak inicia el proceso para ese nuevo reglamento que adecuará el cementerio municipal a las necesidades sociales actuales y a los retos del futuro. En terminología política: “un servicio más humano, digital y sostenible a través de una gestión más eficiente, transparente y adaptada a las necesidades actuales de la ciudadanía”, ha resumido el edil socialista. En palabras llanas: el objetivo de la ordenanza es facilitar y mejorar la atención a las personas difuntas y sus familiares.
Y todo eso sin perder de vista las corrientes sociales y culturales sobre la muerte. “Este nuevo reglamento es un paso fundamental para modernizar un servicio esencial que debe estar a la altura de las expectativas de una ciudad como Bilbao. Esta declaración refuerza la visión de un servicio público que evoluciona para responder de manera más humana, eficiente y adaptada a las necesidades actuales de la ciudadanía, marcando un hito en la gestión municipal”, ha explicado Pérez.
Más competencias
El propio concejal reconocía la necesidad de reformular esa normativa y la cartera de servicios del cementerio para que esta infraestructura asumiera nuevas competencias y más actuales. Y no exclusivamente porque las personas se apoyen cada vez más en la tecnología para efectuar sus trámites con la administración que sea. También -y principalmente- porque el Ayuntamiento de Bilbao atiende así a las nuevas sensibilidades sociales y culturales que conviven en la villa.
Un tiempo nuevo que se abre ahora para que los vivos puedan opinar sobre el mismo, entre el lunes, día 4, y el 16 de septiembre, ambos inclusive.