En una sociedad en la que las grandes superficies comerciales y las megaplataformas on line como Amazon o AliExpress se han hecho con el mercado mundial, los pequeños negocios locales deben buscar nuevas alternativas para seguir abiertos. Bilbao no se libra de esta triste nueva realidad que margina el comercio local. “Hay que consumir y gastar dinero en los pequeños comercios porque, si no, no vivimos”, relata Iker Madariaga, ejemplo de innovación en las jornadas Hemengo Shopping, organizadas por BilbaoDendak.

Él se ha visto en esa situación con su librería Astarloa y, lejos de dejar caer su negocio, junto con su familia, han luchado por sacar adelante su local que ha pasado de generación en generación. La fórmula para seguir adelante con el negocio no ha sido otra que buscar un nicho en el mercado de lujo, pasando de vender libros de segunda mano a centrarse en el arte y los artículos coleccionables. Se presentan como ejemplo de innovación.

Lejos quedan sus inicios como librería anticuaria en 1992, donde particulares e instituciones peleaban por ampliar su biblioteca con las piezas que traían. Tras unos primeros años con algunas dificultades, lograron establecerse en Bilbao aprovechando que la mayoría de libreros se iban jubilando. A finales de siglo y principios del actual consolidaron la marca que son hoy en día. Ahora son galería de arte, tienda de coleccionables y referentes en objetos únicos y preciados. En su portal de venta on line disponen desde libros de segunda mano por 5 euros hasta tapices por más de 7.000.

La crisis de 2008 les hizo polvo y perdieron a una grande parte de sus consumidores. Muchos grandes clientes desaparecieron y las instituciones ya no gastaban en ese tipo de producto, pero también el consumidor casual que de vez en cuando hacía pequeñas compras. “Perdimos a la clase media, por lo que tuvimos que adaptarnos y buscar otro tipo de cliente”, confiesa Iker, heredero de la empresa que fundaron sus padres. Tras seis años donde el negocio sobrevivía como podía, decidieron emprender un nuevo camino.

95% de las ventas son ‘on line’

En 2014 se adentraron en el mercado on line, lo que hoy supone el 95% de las ventas gracias a un catálogo de más de 50.000 productos. También se adentraron en los artículos coleccionables y el arte, buscando nuevas líneas de producto que pudieran complementar las decrecientes ventas de libros. “El público que compraba libros era bastante mayor y no surgían nuevos clientes. Entonces fuimos metiendo también la cabeza en el mundo del arte, que es más diverso”, explica Iker en el tercer encuentro Hemengo Shopping, organizado por BilbaoDendak, junto a casos de éxito e innovación catalanes y alemanes.

En su catálogo encontramos laminas de Bilbao de la década de los 60, tapices del siglo XIX, relojes de bronce por 2.000 euros, juguetes tradicionales o casi 40.000 libros. El más valioso de los textos es un manuscrito de hidalguía del año 1783, que supera los 5.000 euros. “Nosotros estamos cada vez más dirigidos al sector del lujo. Queremos llegar a ellos sin perder la conexión con el cliente que busca libros o arte más asequible”, comenta Iker. Hace tres años compraron el local anexo en la misma calle Astarloa para remodelar el suyo e incluir una galería de arte en un espacio vanguardista decorado con pintura vasca, obra gráfica, cárteles y grabados antiguos que convive con los libros antiguos y de segunda mano.

Durante las obras de remodelación, cuando la tienda permaneció cerrada, Iker escuchaba mucho a los vecinos quejarse de lo que pensaban que era su cierre al no imaginarse estos que una librería hiciera tal reforma, “la gente decía Bilbao se va la mierda, ha cerrado Astarloa, y era gente que no conocíamos, que no se habían gastado ni un euro en la librería. Nos llena de orgullo que la gente nos tomara como casi una institución después de más de 30 años, pero también pecamos todos de romantizar al pequeño comercio. Está bien que se nos quiera pero hay que consumir y gastar dinero porque de lo contrario no podemos salir adelante”, reflexiona Iker.

Redes sociales

Las redes sociales han sido el último paso en el proceso de innovación. Astarloa cuenta con un perfil en Instagram con 35.000 seguidores y otro en Tiktok con unos 10.000, donde presentan sus artículos más curiosos. “No solamente hemos conectado con un público más especializado en arte, sino que mucha gente de Bilbao gracias a las redes sociales se ha animado a venir a la tienda, rompiendo ese miedo a entrar pensando que era algo cerrado o exclusivo”, afirma el propietario. l