Bilbao. Llueve como fue costumbre en Bilbao. Bajo un paraguas se recorta la silueta de José Andrés Gorricho. Llega a la cita con el fotógrafo puntual como un reloj suizo, dispuesto a asesorarse sobre las luces y las sombra de su retrato ("póngase aquí; mire hacia allá, al cielo...") y a dejarse llevar tiempo atrás, "cuando esperábamos nuestro primer hijo". ¿Del Athletic, la Virgen de Begoña y el Igualatorio? Sí, yo creo que sí. Pero lo mejor será que pasen y vean.
Un hombre tan bragado en cuestiones de sanidad, ¿qué tal es como paciente?
He trabajado mucho en ese papel y creo que no lo he hecho mal, pero no soy yo quien ha de decirlo. Mi mujer, por ejemplo, igual dice que no soy tan buen paciente. Ja, ja, ja.
¿Qué consejo guarda para quien se vea en el trance?
Si te la vas a jugar, ten confianza. El optimismo es vital. He pasado por dos situaciones duras de este estilo y sé que hay que tener seguridad y paciencia. Cuando te toca, un poco de ajo y agua, y voluntad.
Habrá oído los truenos que se ciernen sobre la sanidad. Viene la tormenta...
Hay bastante ruido, sí. Yo soy más partidario de las reformas que de los recortes. Claro, hay que hacerlas cuando hace sol, para entendernos. Y todo el mundo se vuelve un poco más perezoso al sol.
¿Quiere decir que se sabían de antemano las necesidades de la sanidad?
¿De antemano? Lo que había que hacer en la sanidad se sabía desde hace 20 años, en el Informe Abril Martorell.
Venga, al grano. ¿La vaca da o no da?
No da para todos. Al final tiene que haber un equilibrio y un calendario de prioridades. En aquellos países más desarrollados, donde las infraestructuras están bien asentadas, se invierte más en sanidad y educación.
Es decir, el problema está en el reparto...
Ojalá fuese posible el todo para todos y la barra libre, pero no lo es. Dé o no dé la vaca, estamos obligados a profundizar, a buscar la eficiencia de todos los recursos. Hay que pensar más en la flexibilidad de los modelos, en cómo adecuarse y no ser rígidos como estacas.
¡Son los bancos los que no dan más -ni menos- de sí!
Ja, ja, ja... El modelo financiero no se inventó para dar estos servicios, lo siento. Son la sociedad civil y la Administración las que han de buscar respuesta.
¿Usted veía venir la crisis? Si es así, podía haber avisado...
En esta dimensión actual, nadie la vio venir. En pocos sitios ha sido tan aguda. Hemos llegado a los 5.600.000 parados que son 5.600.000 tragedias.
¡Culpemos al mercado!
Qué fácil, ¿verdad? Claro que hay que cortarle las alas al capital financiero y poner en valor la economía productiva. Pero todos caímos en la trampa, todos fuimos culpables.
A ello hay que añadir...
La desviación hacia el ladrillo, la vivienda y la especulación, claro. Se creó una economía de poco valor añadido que tuvo un efecto llamada hacia gente de poca preparación.
Echemos la vista atrás, hacia aquella juventud navarra... ¿Fue un rebelde?
No de una manera exagerada. Sacaba buenas notas y tocaba el contrabajo en aquellos grupos de los 60.
¿Recuerda el nombre de alguno?
Los Junior, por ejemplo. Antes cantaba y tocaba la guitarra, pero me pasé al contrabajo: da menos protagonismo pero llena el grupo.
¿Qué le da la música?
Acompañamiento. Me gusta desde joven. Recuerdo que venían a casa amigos y mi padre ponía algo y nos decía callaos como muertos y pensad en lo que más o guste: con música y sin música.
¿Resultado del experimento?
Con la música, los recuerdos parecían de película.
¿Ha mantenido esa vocación hasta hoy en día?
Sí. Bilbao me enseñó a ir a la ópera. Fui a ver Lucía de Lammermoor y a los cinco minutos lo supe: esto me gusta, me apasiona. Cogí afición.
Un hombre tan viajado como usted habrá conocido muchos mares: ¿la paz mediterránea o la bravura cantábrica?
Las dos. El Cantábrico es nuestro mar y yo lo tengo muy dentro cuando lo miro desde Lekeitio. Siempre tengo presentes aquella canción de Serrat que decía Y si te toca llorar, es mejor frente al mar. Pero allá donde he ido siempre he sido feliz. Y aunque me ha gustado la vida intensa, también es verdad que hoy la mía es más serena, más mediterránea si se puede llamar así. Pero no voy a elegir entre papá y mamá.
No le imagino, por aquellos días de la juventud, con vocación de consejero delegado del IMQ.
Ja, ja, ja. No, no. No lo tenía claro. Mi padre era ingeniero de Caminos. Dirigía las obras del pantano de Yesa y pensé en esa carrera. Me matriculé en Santander, vi el cemento, el cálculo y el álgebra y dije... ¡uf! Aquello no era lo mío.
Y los estudios elegidos fueron...
Empresariales. Se lo recomiendo a quien no tenga una vocación muy definida porque te da una panorámica muy amplia de la realidad y despliega el abanico de las posibilidades laborales.
Aterrizó en el campo de la sanidad, donde se lidia con egos altivos...
Alguno hay, pero menos de los que se cree. La medicina ha pasado de ser una magia a una ciencia, a algo cuantificable con la evidencia científica. Eso pone a cada uno en su lugar y demuestra, bajo mi punto de vista, que la suma de conocimientos en equipo es más eficaz que el médico francotirador.
¿Qué prefiere, al especialista o al todoterreno?
Al todoterreno. La especialización impide que haya mejores médicos.
¿Cómo dice?
Hay quien sabe mucho de una cosa muy pequeña y las personas son pluripatológicas. Yo creo que un médico tiene que tener una amplia base de conocimiento general y una determinada especialización. Por eso me decanto por el trabajo en equipo. Además, hay otro peligro...
¡Estamos apañados!
Con la superespecialización individual existe el riesgo de que a un médico le gusten más las enfermedades que los enfermos.
¡Ha vencido al cáncer!
No me gusta esa visión de un superhombre capaz de triunfar sobre un cáncer. Solo hice lo que tenía que hacer, acompañado por los médicos y por los míos. Hace unos años, el cáncer era una maldición porque no tenía respuesta. Hoy todo empieza por la prevención y el diagnóstico precoz.
¿Y una vez diagnosticado?
A ser disciplinado. ¿Cómo que se te han olvidado las pastillas? ¡Oye, que está tu vida en juego!
¿Internet es un peligro? En ocasiones el paciente parece más informado que el doctor...
En cierta medida y en ese sentido. Es verdad que hay información sin contrastar pero quien esté por completo desconectado de ese mundo del 2.0 es un analfabeto del siglo XXI.
¿Le faltan héroes a esta sociedad?
No, pero están mal identificados. Hay gente emprendedora, que arriesga y hay gente anónima solidaria en silencio. Esos lo son.
Fuera los pájaros de la agüero. Como buen pamplonés, habrá corrido algún encierro.
Sí, claro que sí. Es un rito iniciático, así que casi ni te lo planteas. Se pasa miedo, pero es el grupo el que te ayuda a superarlo. Recuerdo muy bien que mi madre lo pasaba fatal.
Y usted, erre que erre.
Un día vi a mi hermano esperando en el Ayuntamiento y comprendí a mi madre de golpe... ¡Qué trago!
Visto su currículum, usted ha sido un hombre inquieto...
Y lo soy. Inquieto y curioso. Prefiero salir en busca de la vida a esperarla sentado. Es algo muy bilbaino y lo que más se parece a un bilbaino es un navarro. Y viceversa.
¿Comparte la idea de algunos de sus paisanos de que el Athletic pesca en 'aguas prohibidas'?
No. Esto es un mercado. El Athletic ha decidido jugar con su cantera y con jugadores de su entorno y no ha obligado a nadie a vender. Cuando pagas 6 millones por Javi Martínez estás loco y cuando este triunfa se lo has quitado... ¡Vamos!
¿Y la filosofía del Athletic?
Sí, la asumo. También entiendo, que conste, las disputas. El fútbol es pasión. Si se la quitas, queda eso tan manido de los once en calzoncillos.