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El Surne Bilbao y la virtud de ganar a contracorriente

El conjunto vizcaino lució ante el Gran Canaria entereza y recursos para sacar adelante una cita en la que muchas circunstancias jugaron en su contra

El Surne Bilbao y la virtud de ganar a contracorrienteJosé Mari Martínez

No resulta en absoluto sencillo ganar un partido contra un rival en teoría mejor armado y con mayor fondo de armario cuando el jugador referente del equipo, el llamado a aportar sostenibilidad ofensiva y tirar del carro, tiene una tarde para olvidar como la de Darrun Hilliard este pasado domingo, con una valoración global de -9 tras una actuación con igual número de puntos que de pérdidas de balón, seis, y un flojísimo 2 de 11 en lanzamientos de campo. La cosa se complica más cuando el acierto colectivo de cara al aro rival flojea, con un aseado 34% en el triple pero unflojísimo 38% desde las distancias cortas e intermedias.

Y si a todo ello se le añade una actuación arbitral que como mínimo merece el calificativo de “frustrante” como el que le dedicó el siempre correcto Jaume Ponsarnau y que en un ecosistema de choque físico y rebosante de contactos deja a dos miembros de su rotación principal, Luke Petrasek y Stefan Lazarevic, abocados al banquillo con cuatro personales cuando aún quedan 17 minutos de acción, la crónica de una derrota anunciada, de las que el protagonista lucha a brazo partido pero acaba cayendo del alambre, parece escrita.

Jaworski, felicitado por sus compañeros tras su partidazo.

Pero el Surne Bilbao fue capaz de sobreponerse a todos esos factores en su enfrentamiento ante el Dreamland Gran Canaria para mantener el blindaje del Bilbao Arena en Liga Endesa y encadenar su quinto triunfo seguido como local ante la escuadra insular porque fue capaz de bajar al barro, enfundarse el mono de trabajo y superar en la batalla de trincheras a un contrincante con un andamiaje más diseñado para ese tipo de baloncesto. El conjunto de Ponsarnau mostró la virtud de saber ganar a contracorriente, desde la solidez tanto física como mental, sin amilanarse en ningún momento y con elementos individuales absolutamente diferenciales en ambos aros.

Gran final

El conjunto vizcaino mostró su mejor versión en el momento de mayor exigencia, cuando los de Jaka Lakovic sacaban la cabeza con el 57-61 a ocho minutos y medio del final de la cita y parecían en disposición de poder imponer su mayor riqueza de recursos. A partir de ahí, los hombres de negroaniquilaron a su rival doblándole en el marcador, con un 22-11 que contó con el empuje de una grada de Miribilla que atronó como en sus mejores tiempos. En ese tramo final, el Surne Bilbao consiguió que el Gran Canaria jugara muy incómodo, fuera de guion, atascado. Su 3 de 5 en lanzamientos de dos puntos en esos compases de la verdad quedó desdibujado por su horrible 1 de 8 desde más allá de la línea de 6,75.

Defensa

Y aconteció así porque el esfuerzo defensivo del Surne Bilbao en esos ocho minutos y medio finales fue magnífico, con jugadores como Martin Krampelj o Stefan Lazarevic que aportaron al colectivo un carácter y una contundencia que acabaron marcando diferencias. Contar con jugadores de este perfil, curtidos en mil batallas y que más allá del acierto o el desacierto no flaquean ni titubean cuando los duelos llegan a su punto de ebullición -de momento en casa- se agradece sobremanera. Margiris Normantas, importante en fases más tempranas del duelo, también entra en esta definición.

Trabajo y brillo

Y en ataque, todo el Bilbao Arena gozó con la brutal explosión anotadora de Justin Jaworski y el magistral dominio de los acontecimientos en cancha de Melwin Pantzar. El estadounidense volvió a demostrar que ofrece su mejor versión al calor de Miribilla y, como en anteriores citas, decantó la balanza a favor de los de Ponsarnau entrando en una de esas fases de acierto marca de la casa en las que parece imparable. Sus once puntos, de 25 totales, en el último acto, con dos triplazos frontales dignos de saborear una y otra vez en vídeo, aniquilaron a los insulares. Y qué decir del base. Su línea estadística lo dice todo: 15 puntos, seis rebotes, cinco robos y cuatro asistencias y 31 créditos de valoración.

En un encuentro en el que mover la anotación fue una tarea tremendamente laboriosa, el conjunto vizcaino solo tuvo dos jugadores superando los diez puntos, pero su peso específico en el devenir de la contienda fue trascendental. Igual que el otro que alcanzó los dobles dígitos, un Krampelj que fue quien activó el toque de corneta con su mate tras un coast to coast para arrancar la remontada cuando el luminoso reflejaba el peligroso 57-61 y también quien puso el último clavo en el ataúd de los de Lakovic con su triple lateral para el 75-69 a 1:54 de la última bocina.