Es la segunda vez esta temporada en la que el Surne Bilbao Basket tropieza en la misma piedra, la de convertir el final del partido en una sucesión de acciones individuales en ataque. Ya ocurrió contra el Peristeri en la FIBA Europe Cup y ocurrió ayer en Manresa con la consecuencia de dos dolorosas derrotas para los hombres de negro, que pudieron ser dos victorias con un mejor criterio en ataque o con más acierto. En las dos ocasiones el protagonista fue Darrun Hilliard, aunque sería ventajista cargar las tintas sobre el zurdo de Pensilvania porque se le fichó para eso. No para fallar, sino para jugarse esos balones que marcan la diferencia.
La clase y la calidad no se le discuten, aunque es probable que Hilliard se esté equivocando en buscar esos tiros que provocan reacciones de amor u odio. Su principal error ayer fue pretender hacerlo ante Retin Obasohan, uno de los mejores defensores de la Liga Endesa en ese tipo de situaciones de uno contra uno porque con su envergadura complica mucho el bote de balón y niega las penetraciones y, así, los tiros son una moneda al aire. El belga ya había amargado a Justin Jaworski en la primera parte cuando este buscó exactamente lo mismo que su compañero. La equivocación fue individual o colectiva al no buscar otro tipo de emparejamientos para procurarse tiros más cómodos.
El estadounidense cometió, además, errores impropios de su experiencia, también en defensa, y se acabó metiendo en un agujero mental del que no supo salir como héroe. Pero no debe ser sencillo ni para el entrenador ni para sus compañeros retirar la confianza a un jugador de su bagaje del que se esperaba una capacidad resolutiva que permitiera sacar adelante partidos como el de ayer. Será cuestión de insistir para encontrar recursos con más posibilidades de acierto. Porque fue el mismo Darrun Hilliard el que metió a su equipo en el partido en el tercer cuarto con diez puntos y metiendo esos mismos tiros que falló al final.
Errores en el triple
Es lo que tiene este baloncesto que se mueve a rachas. Porque el acierto en los triples permitió al Bilbao Basket tomar una ventaja de siete puntos al inicio del último cuarto y el desacierto, con tres fallos seguidos en situaciones claras, le impidió consolidarla. En cambio, Álex Reyes anotó un complicado 3+1 en un momento en que la defensa bilbaina se estaba imponiendo y provocó un punto de inflexión. En la primera parte, solo había habido canastas debajo del aro o triples, pero el Manresa encontró al final un filón en la distancia intermedia gracias a Grant Golden, que hasta entonces había ejercido más como distribuidor que como finalizador ante los pívots del Surne Bilbao Basket.
El caso es que los hombres de negro sumaron su tercera derrota fuera de casa esta temporada y sus dos siguientes salidas serán a Gasteiz y Madrid, donde sus victorias se cuentan con los dedos de una mano entre las dos canchas. Ayer el Surne Bilbao Basket ejerció de buen samaritano, fue generoso cuando no tocaba y se quedó con la sensación de no haber sido reconocible en el tramo final y cayó en la trampa que le tendió el Manresa. Le invitó al uno contra uno y le arrebató el premio.
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